"Entre Chávez y yo hay muchísimas diferencias"

Lucio Gutiérrez, presidente electo de Ecuador, lleva el brazo derecho escayolado por un percance sufrido durante la reciente campaña electoral. "Es para gobernar con mano dura a los corruptos y a los ladrones", afirma jovial al comenzar una entrevista con EL PAÍS. "Esta otra", dice levantando su mano izquierda, la sana, "es para gobernar a la gente buena, a los pobres de mi país".

Gutiérrez, de 45 años, ganó las elecciones el pasado 24 de noviembre con el apoyo de los indígenas, la izquierda radical y un sector amplio de las Fuerzas Armadas. El ex coronel, que tomará posesión el próximo 15 de enero, se esfuerza por dar una imagen de moderación, huye de las comparaciones con el venezolano Hugo Chávez y rechaza el calificativo de golpista por haberse puesto al frente de la rebelión popular que derrocó hace dos años al presidente Jamil Mahuad. "Fue un acto legítimo, un acto democrático", sostiene. "No se disparó un tiro, no hubo un solo herido y se permitió la transición". En su Gobierno de "concertación nacional", afirma, se sentarán todos los sectores: habrá banqueros, empresarios, indígenas y movimientos sociales.

"En mi Gobierno estarán todos los sectores: empresarios, banqueros, indígenas"

"Queremos pagar la deuda externa, pero de acuerdo con nuestro crecimiento"

Pregunta. Le llaman golpista, populista, revolucionario. ¿Cómo se define usted?

Respuesta. Me defino como un ecuatoriano que fundó un partido político de democracia auténtica, en la que hombres y mujeres seamos iguales ante la ley y tengamos las mismas oportunidades; integracionista, porque buscamos que el Ecuador no se divida en razón de la distribución de la riqueza; nacionalista, pero no de un nacionalismo enfermo, sino de un nacionalismo positivo, que consiste en creer en la capacidad de los trabajadores, de los empresarios ecuatorianos, porque hay mucha capacidad en el país. Mi pensamiento es muy humanista, es decir, el centro de nuestra atención es el ser humano, una persona que tiene ilusiones, que tiene derecho a una vida digna. Queremos fortalecer las instituciones democráticas. Somos también un partido que busca ante todo la justicia: si los pobres roban, deben ir presos, pero si los ricos roban, también tienen que ir presos.

P. Se le compara con Chávez.

R. Yo respeto muchísimo al presidente Chávez, como respeto al presidente Uribe, como respeto al presidente Aznar, como respeto al presidente Bush, y deseo como el que más que la democracia venezolana no fracase, porque sería una pérdida para Latinoamérica y para el mundo. Por eso hago votos por que la población venezolana dialogue y porque se escuche la voluntad mayoritaria en Venezuela. Sí, existen semejanzas con Chávez: los dos somos ex militares, los dos hemos estados presos, los dos hemos luchado contra gobiernos acusados de corruptos y los dos hemos ganado limpiamente en elecciones democráticas. Ahora bien, hay muchísimas diferencias. Primero, en el hecho histórico: en el caso del Ecuador hubo un levantamiento civil, una acción democrática del pueblo soberano a la que nos unimos un grupo de militares. No se disparó un solo tiro, no hubo ni un solo muerto y se permitió la transición democrática. En Venezuela el levantamiento fue mayoritariamente militar. Hubo muertos, porque fue un levantamiento violento con tanques, con armas.

P. ¿Con qué criterios prepara su Gabinete?

R. Vamos a sentar a la mesa a todos los sectores de la sociedad. Van a gobernar los banqueros honestos, los empresarios honestos y la gente que represente a los movimientos sociales. Lucio Gutiérrez estará en el centro, como facilitador, como aglutinador de todos esos intereses.

P. ¿Qué mensaje transmite a los Gobiernos europeos y a las instituciones financieras?

R. Un mensaje de tranquilidad, de confianza, de credibilidad, de que en el Ecuador vamos a respetar las inversiones extranjeras, a garantizar la seguridad jurídica. Estamos decididos a fortalecer el sistema de dolarización y es una prioridad llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

P. Ecuador tiene una deuda exterior de 14.000 millones de dólares. ¿Va a cumplir sus obligaciones crediticias?

R. La deuda externa debe ser tratada en un contexto global. No es sólo una cifra, es un problema político. Las naciones pobres deben tener la oportunidad de crecer, deben darnos la oportunidad de desarrollarnos, para ir pagando mayores porcentajes de la deuda externa. No es que no queramos pagar, pero queremos pagar de acuerdo con nuestro crecimiento, tener mayores posibilidades para que nuestra gente se pueda educar, tener más salud, el derecho a una vida digna. Uno de cada ocho ecuatorianos son pobres y destinando el 40% de nuestro presupuesto al pago de la deuda, con el 60% restante es imposible desarrollarnos. Necesitamos mayor comprensión mundial, como ocurrió en 1953, cuando los acreedores de Alemania llegaron a un acuerdo para cancelar sus deudas y permitieron el desarrollo de ese país.

P. ¿Cuáles son los sectores de la economía que ofrecen más oportunidades de inversión?

P. Invitamos a los inversores extranjeros, y específicamente a los españoles, a que inviertan en el sector petrolero. Tenemos dos oleoductos, cada uno con capacidad de 400.000 barriles diarios, que necesitamos llenar. También tenemos proyectos hidroeléctricos, un sector con enorme potencial en Ecuador. Queremos desarrollar principalmente el sector agropecuario, incluida la pesca, el turismo y la minería.

P. El movimiento indígena apoyó su candidatura y cobra cada vez más fuerza en Ecuador. ¿Qué papel va a desempeñar en su Gobierno?

R. Al haber ganado junto a mi partido, la Sociedad Patriótica, el movimiento indígena va a formar parte de mi Gobierno. Es una oportunidad que no puede desaprovechar, porque no es lo mismo estar en la oposición, con reclamos y levantamientos, que estar en el Gobierno para materializar lo que uno pretende que se haga. Les voy a confiar algunos ministerios. Ha llegado el momento de que la gente del pueblo, los indígenas, no sean parte del problema, sino parte importante de la solución.

P. En España residen 150.000 ecuatorianos legalmente y una cantidad similar sin regularizar. ¿Cómo piensa conseguir que los ecuatorianos dejen de emigrar?

R. Tenemos que preparar el terreno para que los ecuatorianos no salgan del país y los que viven en el exterior analicen seriamente la posibilidad de retornar. No creo que haya mejor solución que garantizarles un puesto de trabajo. Para eso estamos invitando a los empresarios españoles a invertir en nuestro país.

P. Muchos ecuatorianos viven en condiciones muy precarias de vivienda y también laborales.

R. Hemos conversado con el Ministerio del Interior español para detectar estas mafias que existen en Ecuador y tienen conexiones en España, que engañan a los ecuatorianos diciéndoles que aquí van a tener trabajo y cobran jugosas sumas de dinero. Cuando llegan acá [los inmigrantes] se encuentran que no hay trabajo y se quedan para recuperar lo invertido. España no se opone a la inmigración ecuatoriana, pero quiere que sea controlada.

P. ¿Funciona bien el convenio bilateral de inmigración?

R. Hay que hacer un esfuerzo para que funcione mejor.

P. ¿En qué sentido?

R. Queremos incentivar a los empresarios españoles, porque no ha habido mucha oferta de trabajo para trabajadores ecuatorianos. Sin embargo, parece que necesitan mano de obra, sobre todo en el sector agrícola.