_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Alas rotas

La suspensión de pagos de United Airlines, la segunda compañía de transporte aéreo del mundo, incide en una crisis agravada por los atentados del 11-S pero cuyas raíces son anteriores. Desde la década de los ochenta, gigantes de los cielos como US Airways, Pan American, Sabena, Swissair, TWA o Continental han atravesado graves crisis financieras, han sufrido cierres parciales, han sido compradas por otras compañías o simplemente han desaparecido. El "miedo a volar" provocado por el ataque de septiembre de 2001 no puede ser esgrimido como explicación única de esta epidemia de desastres.

Las líneas aéreas se han configurado en todo el mundo según un modelo colosalista: grandes flotas, numerosos vuelos a todas las ciudades del mundo y servicios de lujo a los ocupantes. En consecuencia, sus costes de mantenimiento resultan insoportables en periodos de disminución de los ingresos y no son siempre fáciles de reducir. Al mismo tiempo, una parte significativa de sus empleados -en especial los pilotos, también en EE UU- ha consolidado ventajas salariales que, junto con los elevados costes de estructura, dejan poco margen para adoptar medidas que salven a las empresas en periodos depresivos.

Esta condición fatal se ha repetido en casi todas las empresas quebradas y, a veces, ni siquiera los compromisos de última hora para congelar salarios han servido para evitar las quiebras, como es el caso de la propia United. Incluso American Airlines, la primera línea aérea del mundo, parece afectada por este virus y soporta hoy pérdidas de cinco millones de dólares al día.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero si el modelo de grandes aerolíneas ha hecho crisis, no se sabe bien cuál puede sustituirlo. Es cierto que han surgido empresas pequeñas, de tarifa reducida, que obtienen beneficios gracias a desnudar su actividad de todo lo que no sea transporte del cliente. Pero tampoco está claro que el transporte aéreo tenga que renunciar en el futuro a niveles mínimos de calidad -atención al cliente en vuelo, conexión de rutas, logística de equipajes- para sobrevivir. No es en la sordidez donde debe estar la solución, sino en compaginar el control de costes con la calidad del servicio. Pero esta relación mágica todavía no se ha encontrado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_