_
_
_
_
Reportaje:

Los atascos en la A-8 en Bilbao suponen pérdidas de 33 millones anuales

La Diputación e Interior discrepan sobre la eficacia de la respuesta de emergencia en los accidentes de la A-8

Los tres grandes atascos sufridos en la última semana en la autopista A-8 a su paso por Bilbao han vuelto a evidenciar los enormes problemas de tráfico en el principal acceso a la capital vizcaína. Instituciones y partidos no se ponen de acuerdo en solucionar un problema que, según estimaciones realizadas por la Diputación de Vizcaya, supone pérdidas anuales de 33 millones de euros. El Gobierno atribuye los atascos a la saturación de la A-8 y la falta de vías alternativas, pero la Diputación cree que los accidentes que provocan las retenciones se evitarían con un mayor celo del Departamento de Interior.

Responsabilidades aparte, lo cierto es que un accidente leve, y especialmente si está implicado un camión, basta para colapsar la A-8 en Bilbao en pocos minutos. Interior indica que los accidentes en este tramo aumentaron un 8% en el primer semestre: hubo 348 frente a los 321 registrados entre enero y junio de 2001, aunque en el mismo periodo de 2000 se elevó a 390.

La vía soportó en 2001 una media de cinco horas de caravanas y dos de colapso total
La consejería de Interior critica la falta de arcenes para los servicios de emergencia

El número de vehículos que transita por la autopista no para de crecer cada año y ahora supera los 100.000 diarios, llegando a alcanzar los 150.000 en algunas jornadas, según el último estudio oficial de la Diputación. Este mismo informe aporta un dato revelador: el pasado año la A-8 en Bilbao soportó cada día una media de más de cinco horas de caravanas y dos horas de colapso.

"En 1996 ya realizamos un diagnóstico que indicaba la saturación de la A-8", apunta el diputado vizcaíno de Obras y Transportes, José Félix Basozabal. Con motivo del atasco más importante de los últimos años -en julio de 1999 la A-8 estuvo colapsada durante toda una jornada laborable al accidentarse un camión y derramar el líquido inflamable que transportaba-, la Diputación realizó una estimación de las pérdidas económicas que suponían los atascos en esta carretera. "Aquella jornada, en la que hubo colapso durante 11 horas, costó, en horas de trabajo perdidas, gasolina de los automovilistas y tiempo, 120 millones de pesetas (720.000 euros)", afirma Basozabal. Extrapolando esta cifra a las dos horas diarias de colapso en jornadas laborables, salen unas pérdidas económicas anuales de 33 millones de euros.

El diputado foral de Obras y Transportes dice que "no hay una varita mágica" para solucionar los atascos, que a su juicio pasan por construir viales alternativos -la Diputación empezará en 2005 las obras de una gran variante, la Supersur, paralela a la A-8- y cambiar los hábitos de los ciudadanos. "Nuestros estudios revelan que el 20% del tráfico en la A-8 podría hacerse de otra manera, como no utilizar el vehículo o recurrir al transporte público. Con ese 20% quizás estaría solucionado el problema que tenemos ahora".

Pero Basozabal critica la gestión de la consejería de Interior, competente en materia de tráfico. "Los accidentes, que son los que provocan los atascos, se producen en su gran mayoría por la velocidad y por la mala estiba de los camiones", ambas cuestiones competencia de Interior. El diputado apunta a los "problemas de comunicación" con el departamento de Balza, con el que la Diputación tiene un litigio en los tribunales debido a la creación de un centro de control de tráfico. "Debería haber un grupo de trabajo interinstitucional con nosotros, el Gobierno vasco, la Cruz Roja y la DYA para analizar los accidentes de tráfico. Es que yo no conozco el resultado de los atestados de tráfico, que pueden dar una pauta para solucionar lo que pasa", se queja.

Interior tiene una opinión diferente y atribuye la situación a la saturación de la A-8, "al borde del colapso los días laborables", señala un portavoz. "En algunos tramos carece de una configuración adecuada y además faltan áreas, vías de servicio y arcenes para los servucuis de emergencia, lo que hace que un mínimo accidente pueda implicar casi siempre el cierre de uno o más carriles, con el consiguiente atasco".

La consejería vasca discrepa de la Diputación y asegura que la gestión de los accidentes "se hace de forma correcta" y los tiempos de respuesta "son menores incluso que en otros puntos de la red viaria". Explica que las dificultades se centran en la retirada de camiones accidentados, "que requiere de grúas de gran tonelaje". La lentitud de desplazamiento de éstas y la ausencia de vías de servicio para acceder a los puntos críticos aumenta la demora. Por ello, Interior ve "evidente" la necesidad de otra carretera de "gran capacidad que retire de la zona buena parte de la circulación".

El Real Automóvil Club, la asociación de defensa de los conductores, ha asegurado que los problemas se deben al mal mantenimiento de la A-8 y a la descoordinación ente Interior y la Diputación. Basozabal admite que el protocolo de actuación en la autopista firmado entre ambas instituciones hace tres años, que establece la respuesta a los accidentes, no funciona "por la falta de comunicación".

La oposición en Vizcaya tiene diferentes opiniones sobre el tema. El PSE considera "muy difícil" una solución con las actuales infraestructuras y cree que la construcción de la Supersur puede ser una solución. Lo malo es que no llegará hasta dentro de varios años, manifiesta su portavoz, Josu Montalbán. El PP cree que el problema está en el mantenimiento del vial. "Hace falta ver cómo están los contratos de mantenimiento con las empresas que lo gestionan y actuar contra ellas", comenta el juntero Jesús Isasi, quien censura la falta de una "actuación conjunta" de la Diputación y la Ertzaintza.

Isasi, que rechaza la Supersur como solución y defiende obras como el desdoblamiento de accesos actuales a Bilbao y la construcción de una carretera bajo la ría a la altura de Leioa, anuncia que pedirá información sobre las revisiones técnicas al transporte pesado en los últimos seis años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_