¿Por qué matar?
Ha habido personas que a lo largo de la Historia han sabido y podido transformar la sociedad, conseguir la libertad, superar las injusticias y derribar verdaderas murallas, sin derramamiento de sangre. Gandhi lideró la independencia de la India por medios no violentos; Martin Luther King lideró la lucha por los derechos civiles de los negros y, aquí mismo, los insumisos han logrado la abolición del servicio militar. Si todo esto ha sido posible sin recurrir a la violencia, ¿por qué ideal merece la pena mancharse de sangre, existiendo otros medios o formas de lucha más civilizadas y acordes con los derechos humanos con los cuales poder transformar nuestra realidad?
Nunca el asesinato puede formar parte de la acción política. Asimismo merece nuestra reprobación y condena el terrorismo de Estado, la tortura, la violación de la dignidad y derechos de los presos, la aplicación de la pena de muerte, etc. Cada vez que sea asesinada una persona como consecuencia de la espiral de violencia que padecemos, daremos testimonio de nuestro desacuerdo con el hecho en sí (la conculcación del derecho a la vida) concentrándonos silenciosamente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.