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Mayor Zaragoza apela a la tolerancia frente a la inmigración

El ex responsable de la Unesco recuerda los derechos humanos

"La tolerancia no es condescendencia, sino ponerse en lugar del otro". El ex secretario general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, apeló ayer en Valencia a este valor como instrumento para hacer frente a la inmigración y reclamó la validez de los principios de igualdad, fraternidad, libertad y justicia, "los pilares" de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el 54 aniversario del escrito.

"Si hay un país que no puede ser racista, ése es España". Mayor Zaragoza recordó el pasado del país, no ya la herencia de la inmigración posfranquista, sino que se remontó a la evolución de la península durante los últimos 2.000 años para destacar su carácter mestizo. Apeló a la tolerancia para hacer frente a los recelos que puedan surgir frente a las llegadas de trabajadores extranjeros, pero también a los compromisos de los países desarrollados para colaborar en la ayuda a los estados más pobres. Así, recordó, entre otros, el compromiso de ceder el 0,7% del PIB alcanzado en 1974.

El actual presidente de la Fundación Cultura de la Paz también repasó ayer, en la Fundació de la Solidaritat i el Voluntariat de Valencia, la vigencia de la carta de derechos y se refirió a cuatro peligros que acechan al documento acordado hace más de medio siglo. Primero relató las desigualdades económico-sociales: "el 17% de la humanidad concentra el 83% de los recursos", comentó, "incluido el conocimiento, que es lo que más me preocupa". A ello sumó la amenaza de la "homogeneización cultural", lo que deriva en una "homogeneización muy peligrosa" y que frena la principal característica humana: "La capacidad de crear". A estos dos aspectos añadió los peligros que atenazan al medio ambiente y la importancia de abordar lo que definió como "el área ética", es decir, los diversos problemas morales que pueden afectar a la humanidad, desde la diversidad de pensamiento. En este último caso destacó el acuerdo alcanzado para frenar la clonación humana, amparado por la ONU en 1988 a través de la declaración Universal del Genoma Humano.

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