La ciencia del taxi espacial
Vamos a ver. Por supuesto que los científicos de este país no tenemos nada que objetar a que el Ministerio de Ciencia y Tecnología haya decidido poner un astronauta en órbita mediante el sistema del "taxi espacial". Faltaría más. Admiramos la labor del elegido y, al final, ¿cuál es, si no, la misión de un astronauta?
Tampoco tenemos objeción alguna a que en la empresa se gasten unos 14 millones de euros, que sin duda representarán una gran inversión en Ciencia y Tecnología, de cuyos frutos el ministerio puntualmente nos informará; más o menos como lo hace cuando se trata de fomentar la inversión sobre las enfermedades neurodegenerativas, por poner un ejemplo, o sobre la situación laboral de sus becarios.
Desde la época de Julio Verne, estar en la Luna ha sido siempre una línea de investigación prioritaria, y, a fin de cuentas, cada ministrillo tiene su librillo (de recetas y gastos), ¿o no?
Pero lo que encarecidamente le pediríamos al Gobierno, ya metido en portentosa hazaña, es que se hagan bien las cosas y que, por favor, lo envíen vestido de torero.
PD: Desde el espacio se verá mucho mejor cómo ha quedado Galicia estos días.-
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