El escritor cubano Jaime Monzón gana el Ignacio Aldecoa de relatos

El escritor cubano Jaime Monzón ha ganado la 31ª edición del concurso de cuentos Ignacio Aldecoa en la modalidad de castellano, mientras que en euskera el premio fue a manos de Patxi Zubizarreta. Sus relatos revelan dos orientaciones imprescindibles en la narrativa contemporánea: el realismo mágico y el perspectivismo.

Nacido en La Habana, en 1957, Monzón recibe el galardón por Las Pascuas de Doña Marina (El Mayombe de Covadonga), un relato que "recrea un ambiente mágico, en la mejor tradición latinoamericana", según valoró el jurado formado por Ángel Martínez Salazar, Carlos Pérez Uralde, Ángela Serna y Pilar Corcuera. La narración del escritor cubano, quien desde hace diez años se dedica a realizar programas dramáticos en la radio, destaca por "la riqueza y el ritmo del lenguaje, así como una prosa pulida y sugerente", señala el jurado, cuya acta concluye: "En definitiva, un cuento redondo, sabroso y fascinante".

Monzón ha obtenido 6.010 euros, al igual que Zubizarreta, ganador en la modalidad de euskera de este premio impulsado por la Diputación alavesa. El escritor guipuzcoano (Ordizia, 1964) es conocido por su labor en el campo de la literatura infantil y juvenil con obras como Eztia eta ozpina o Gizon izandako mutila, Premio Euskadi 1998. En esta ocasión, ha vencido con el relato Troiako zaldia.

También se dieron a conocer ayer los ganadores de la 13ª edición de los premios de poesía Ernestina de Champourcin: Sergio Arnaiz Bastarrica, en castellano, con Nada resiste, un poemario compacto, de expresión densa y sintética; y Castillo Suárez García, en euskera, con Barkazioa, compuesto por poemas cortos de inspiración urbana y expresión coloquial. Ambos están dotados con 2.104 euros.

En cuanto a la 14ª edición del premio Becerro de Bengoa de ensayo, dotado con 4.508 euros, el ganador en castellano ha sido el jienense Manuel del Pino, con La sonrisa de la esfinge, que muestra un profundo conocimiento de la literatura española. El apartado en euskera quedó desierto.