Protestas en las plantas italianas de Fiat ante las negociaciones de hoy
Silvio Berlusconi califica la situación del grupo de "crisis pasajera"
En un clima de enorme tensión, con protestas ante las fábricas de Fiat de toda Italia, se celebrará esta tarde la última y decisiva negociación entre los sindicatos, los representantes de la empresa y el Gobierno italiano, en vísperas de que el lunes próximo se haga efectivo el despido de 5.600 trabajadores. La posición del Ejecutivo ha quedado debilitada tras una intervención del primer ministro, Silvio Berlusconi, que se ha permitido criticar con dureza al equipo dirigente y minimizar la situación de Fiat, calificándola de "crisis pasajera"
La crisis del grupo Fiat entra en sus horas más tensas, en vísperas de que se produzca, el lunes próximo, el despido de 5.600 trabajadores, la primera "tanda" del total de 8.100 que la casa automovilística piensa licenciar de aquí al próximo verano. En protesta contra esta medida, miles de trabajadores organizaron ayer bloques y sentadas frente a las fábricas de Fiat en toda Italia.
Además, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, demostró una vez más su hostilidad soterrada contra un grupo industrial que le ha sido siempre poco amigo. "En Fiat hay mucho que hacer. Ha estado dirigida sin fe en el futuro. Si tuvieran el equipo de dirección adecuado podrían superar esta crisis pasajera", dijo el dirigente el martes, en la presentación del último libro de un famoso periodista. "Si yo estuviera libre y no tuviera tantas responsabilidades me ofrecería para tomar el control de Fiat, me ocuparía con gusto y sabría qué hacer", añadió. Por ejemplo, precisó, "aboliría" la marca Fiat y la sustituiría por la Alfa Romeo o por la Ferrari, a su juicio con mucho más gancho internacional. Y, desde luego, colocaría al frente a un hombre como Lucca Cordero de Montezemolo, actual presidente de Ferrari, al que Il Cavaliere ofreció un ministerio en su Gobierno hace 16 meses.
Del Lingotto, cuartel general de la Fiat, llegó un seco comunicado por toda respuesta en el que se lamentaban "las palabras fuera de lugar" pronunciadas por Berlusconi. Palabras que provocaron ayer la condena unánime de sindicatos y patronal. "En momentos tan delicados es necesario medir bien las cosas y calibrar todos los comentarios", dijo ayer Antonio d'Amato, presidente de la Confindustria, sin dejar de subrayar que la crisis de Fiat "es grave" y requiere la aplicación del plan industrial propuesto por la empresa.
En defensa de los dirigentes
Luigi Angeletti, secretario general de la UIL, una de las tres grandes confederaciones, defendió a los dirigentes de Fiat. "Si acaso hay que criticar las decisiones de los accionistas", dijo. Mientras la oposición política reclamaba una explicación en el Parlamento sobre la situación de las negociaciones sobre la crisis del grupo automovilístico. Piero Fassino, líder del principal partido de izquierdas (DS), expresó su preocupación por el país, "guiado por un megalómano con un Gobierno sin brújula".
La mesa negociadora prevista para esta tarde comenzará con pocas sonrisas y con perspectivas escasamente optimistas. Aunque la Fiat ha accedido a reducir de un año a seis meses el cierre de la fábrica siciliana de Termini Imerese, no está dispuesta a aceptar la exigencia de los sindicatos, que quieren impedir el cierre total de las instalaciones, y proponen una reducción de la jornada de trabajo.
Al mismo tiempo, reclaman ayudas del Estado que permitan a la empresa afrontar la crisis con inversiones más cuantiosas de los 2.500 millones de euros anunciados en el plan industrial. Pero el Ejecutivo está dividido entre los partidarios de otorgar las ayudas y los radicalmente contrarios. En este último grupo están el ministro de Trabajo y el propio Berlusconi.
Para impulsar Fiat Auto, división de automóviles de la marca, la dirección propuso en el pasado mes de octubre un plan de reestructuración que prevé la supresión de 8.100 empleos de sus divisiones Fiat Auto mediante paros técnicos de larga duración. Los sindicatos mantienen su posición de rechazo a este plan, puesto que consideran la medida precursora de despidos directos.
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