Mitxelena, humanista
Una lengua une a una comunidad concreta de hombres. Es el acto y la obra humana por excelencia. Y, como tal, concreta, particular, única. Sobre la Tierra se contabilizan unas veinte mil lenguas. Ante ese hecho se han desarrollado dos actitudes más o menos extremas: la que considera la proliferación de lenguas como castigo y confusión (mito de Babel), y, la contraria, comprensión de la polifonía de las lenguas como fuerza creativa -y la traducción como vehículo de entendimiento universal-. Esas dos actitudes permanecen hoy como tendencias. ¿Confusio linguarum o elogio de la diversidad y libertad? ¿Apuesta por el actual angloamericano, técnico y frío, o por cada lengua particular como "acto de libertad que permite sobrevivir al hombre" (George Steiner)? Ésta es la encrucijada en la que se debe situar a Koldo Mitxelena, lingüista y humanista. Un Mitxelena que apostó y trabajó decididamente por la polifonía y la traducción como parte de un proyecto humanista y universalista.
KOLDO MITXELENA GURE ARTEAN/KOLDO MITXELENA ENTRE NOSOTROS
Koldo Mitxelena. Traducción al castellano de Jorge Giménez Bech Alberdania/Gipuzkoako Foru Aldundia. San Sebastián, 2002 503 páginas y 24 euros cada volumen
Nacido en Rentería, el año 1915, profesor de lingüística indoeuropea en la Universidad de Salamanca, y, entre 1969 y 1971, en la Sorbona, terminó su vida académica en la Universidad del País Vasco. Recibió numerosos premios académicos, murió en San Sebastián el año 1987, pero fue también joven nacionalista conectado con el renacimiento literario vasco, gudari republicano en 1936, miembro de la primera resistencia antifranquista, encarcelado, humanista y demócrata convencido. Se sentía, según sus propias palabras, "hombre antes que vasco y..., por encima de todo, antifascista... y antitotalitario". (Lo que no tendría nada de extraordinario, si no fuera por la última evolución del que fue su partido, el PNV). Su defensa del idioma vasco y de una concepción tolerante y sana en la relación entre las lenguas fue su seña. Sus ensayos están cargados de este sentido y escritos en una prosa clara y directa.
Su obra más memorable y duradera ha sido la que se le planteó en 1968 al aceptar el encargo de la Academia de la Lengua Vasca de unificar el euskera literario (hacer de un idioma, disperso en infinidad de dialectos, una lengua apta para la sociedad moderna). Lo hizo a partir de la tradición literaria romanizada del idioma desarrollada por los prosistas del siglo XVII y los dialectos más utilizados (no sin polémica), con el apoyo plural del poeta Gabriel Aresti (comunista), de Txillardegi (fundador de ETA) o del franciscano Luis Villasante.
Como "prólogo" a sus obras
completas, aparece esta recopilación de 56 artículos, debida al escritor vasco Anjel Lertxundi. Ha sido hecha con un propósito político y cultural necesario: buscar la convergencia de dos mundos de referencia que, hoy por hoy, se solapan muy débilmente entre quienes en el País Vasco se expresan en euskera o en castellano. No aparece aquí el Mitxelena lingüista de sus textos técnicos y eruditos, sino el escritor de ensayos sobre temas variados. Entre ellos, claro, el propio idioma (que jamás "sacralizó"), y otros dedicados a Pío Baroja, Luis Martín-Santos, Salvador Allende, Eduardo Chillida, Gabriel Aresti o José Miguel Barandiarán. También artículos de crítica cinematográfica, en los que muestra un excelente buen sentido. Existían otras recopilaciones (Mitxelenaren idazlan hautatuak, 1972). Pero ésta, al ser una edición bilingüe, logra mejor ese propósito de evocar al Mitxelena humanista.
El proyecto Koldo Mitxelena gure artean/entre nosotros es un ensayo interesante en esa dirección de la comunicación universal, de la especificidad y la traducción. Mitxelena se movía en ese interesante mundo cosmopolita, humanista y patriótico a un tiempo. Sus textos recopilados merecen la pena ser leídos tanto en San Sebastián como en Caracas, en Barcelona como en Nueva York. Es su mérito.
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