Irreverentes y chulescos
La última generación de artistas sevillanos combate con humor su incierto futuro
El mínimo común múltipo de un grupo de jóvenes artitas activos en Sevilla y que merodea, sin acercarse mucho, la treintena es la irreverencia aderezada con una actitud "chulesca", como ellos mismos dicen.
"Nadie es un artista verdadero si no está quemado antes de los 30". Con esta frase resumen su filosofía vital los 23 artistas reunidos en la muestra La parte chunga. El arte joven sevillano de finales del siglo XX, que se inauguró ayer en la capital andaluza. El sistema apenas les entreabre las puertas, así que se toman su carrera con paciencia, ironía y "peligrosos hábitos vitales", como aseguran los comisarios en el texto de presentación de esta exposición generacional. Ante un panorama muy poco alentador, la frivolidad, el humor corrosivo y las ganas de pasarlo bien son los caminos por los que han decidido transitar.
Salvo excepciones, como los gemelos MP & MP Rosado Garcés o A.D. Resurrección, la mayoría vive aún con sus padres, realiza trabajos temporales ajenos al arte e invierten en la producción de sus obras lo poco que ganan. Tan sólo algunos han expuesto de forma individual en galerías y muy pocos sueñan con vivir del arte.
Sala de eStar, un refugio para los huérfanos de galerias creado hace un año por ocho jóvenes recién salidos de la facultad de Bellas Artes, acogerá hasta el 19 de enero esta muestra que analiza con grandes dosis de ironía las propuestas más rompedoras de los últimos diez años.
Miki Leal y José Miguel Pereñiguez, con la colaboración de Fer Clemente, son los comisarios y, además, forman parte de la generación que analizan. "¿El punto de partida de nuestra generación?: Vivir la vida, no existen las preocupaciones. Es como una huída hacia adelante, porque no nos sentimos respaldados por nadie", comentan los gemelos Rosado Garcés. "¿Qué hace el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC)? Tienen un programa de arte emergente, pero ¿Quién llega allí? Y que conste que no lo decimos por nosotros. No nos podemos quejar", aseguran los hermanos que trabajan en equipo desde hace una década.
"Ante todo, hay que dejar una cosa muy clara: yo no quería ser artista", dice Juan del Junco, antagonista de cualquiera que se le ponga por delante. "La facultad de Bellas Artes es una mierda absoluta, una conferencia de dos horas del artista inglés Mark Dion me sirvió más que los cinco años de carrera. Descubrí que el arte no era lo que me estaban enseñando, sino la aplicación de la experiencia personal a la obra", afirma Del Junco. Para Manolo Bautista, se trata sólo de coetáneos. "Somos un grupo que hemos compartido estudios y juergas, pero no una generación", aclara Bautista. María Cañas confiesa que sí existe un sentimiento generacional aunque el punto en común sea "el eclecticismo y la búsqueda del neopop". Lo demás, es pura coincidencia.
Jugando a ser "estrellas rutilantes"
"Con la exposición nos hemos tirado el pegote. Todo está montado y justificado, en los textos que acompañan a las obras. Es como si nosotros fuéramos una corriente importante en la escena artística española y formáramos parte de la historia del arte", dice José Miguel Pereñíguez, comisario de la muestra junto a Miki Leal. Ellos mismos se presentan en un texto como "estrellas rutilantes que encadenan bienal tras bienal y documenta tras documenta, como si tal cosa".
"Personalmente, lo del sentimiento generacional no es algo que me preocupe lo más mínimo. Me apetece continuar con mi independencia creativa y no he puesto demasiado empeño en entrar en el circuito mercantil del arte", asegura Pereñíguez, quien firma la parte teórica del comisariado.
"Queríamos que fuera un delirio. Una exposición super chana. Las obras que hemos seleccionados son, casi todas, trabajos realizados en la facultad que la gente tenía llenos de polvo y arrumbados en su estudio. Nosotros hemos jugado a ser mecenas. Hemos rescatado las piezas y las exhibimos en un montaje de lo más pretencioso", comenta Miki Leal, uno de los tres integrantes del equipo The Richard Chanin Foundation junto a Juan del Junco y Fer Clemente. Lo chano es la estética cutre que define el trabajo del equipo. Paraísos de plástico deliberadamente horteras.
La parte chunga ha apostado por un "montaje didáctico de tipo museístico" en el que hasta los textos aparecen traducidos al inglés. Pereñíguez y Miki Leal han agrupado a los 23 creadores en cinco epígrafes.
Las divisiones tienen títulos tan descriptivos como: Los pioneros del punto, Estilo protochano, Bad paintings de Utrera y Pilas, Apropiacionismo cutre y por último Neopunk doméstico. En definitiva, se trata de "una crónica improbable, entre la realidad y la ficción alucinada de una generación que, desde una posición periférica, contempla el espectáculo del arte pos-global", sentencian los comisarios.
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