El presidente, estrella de la RAI

Aznar aborda su sucesión y el franquismo en la televisión pública italiana

El programa de debate político estrella de la RAI 1, Porta a Porta, dirigido por Bruno Vespa, un periodista afín al primer ministro Silvio Berlusconi, fue ayer plataforma privilegiada para José María Aznar, invitado especial de una edición dedicada a España en general y a él en particular, aprovechando la cumbre italo-española. Aznar tuvo oportunidad de explicar ante una amplísima audiencia su posición sobre el terrorismo, su coincidencia con el presidente de EE UU respecto a Sadam Husein, su visión de la transición española y hasta su admiración por el Papa.

Arroparon a Aznar en la gran entrevista-reportaje sobre los grandes "éxitos de la transición española" (que el presidente atribuyó en buena medida al Rey y a Adolfo Suárez), la cantante Raffaella Carrá y la soprano Montserrat Caballé, que se declaró completamente de acuerdo con Aznar en una intervención en directo desde España. Las preguntas corrieron a cargo de dos pesos pesados del periodismo italiano, de tendencia moderada, Franco Venturini, experto de temas internacionales del Corriere della Sera y Enzo Bettiza, editorialista de La Stampa. El presentador abordó de inmediato la cuestión de la sucesión, pero no logró sacarle ningún nombre. "Hay varios sucesores mejores que yo", dijo Aznar, sin dejar de reconocer que "es más difícil salir de un cargo que entrar". ¿Le gustaría suceder a Romano Prodi ?, preguntó Vespa. "No. No soy candidato a nada", contestó Aznar secamente.

No hubo periodistas incómodos que representaran al centro-izquierda, todo lo más un crítico de arte que se empeñó en transmitir a Aznar las quejas de Cossiga sobre la deportación de niños catalanes y vascos durante el franquismo. Aznar no entró al trapo. Se limitó a condenar el franquismo dentro del capítulo general de las "dos grandes tragedias del siglo XX, los fascismos y el comunismo", que es necesario evitar por todos los medios.

Por lo demás, Aznar dijo no pertenecer a la generación del antifascismo "por edad", pero se solidarizó con todas las víctimas, especialmente con las de la Guerra Civil.

Preguntado por las diferencias entre el terrorismo etarra y el islámico de Al Qaeda, Aznar fue tajante: "Todos los terrorismos son iguales y deben ser combatidos de la misma forma. No tienen justificación alguna".

En cuanto a la prohibición de Batasuna, Aznar no dudó un instante: "Es que era una parte de la organización terrorista", explicó. "No sólo son terroristas los que matan sino los que les apoyan, los que recogen dinero para ellos; son lo mismo". "No se puede luchar contra el terrorismo", añadió, si opera en la legalidad una de sus ramas.

El presidente intentó ser más suave al abordar la cuestión de la inmigración, especialmente la procedente de América Latina, y advirtió de una cosa: "Decimos sí a la inmigración, pero dentro de la legalidad". Preguntado sobre si España ha hecho lo suficiente por ayudar a Argentina a salir del agujero de la crisis económica, Aznar recordó los más de mil millones de dólares entregados por su Gobierno.