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Reportaje:

8.535 arquitectos eligen decano

Los profesionales afrontan unas elecciones colegiales que creen decisivas para su crédito social

De los aproximadamente 15.000 arquitectos que viven en Madrid, 8.535 cotizan en el Colegio Oficial. Por ello, han sido convocados a las urnas este miércoles 27 de noviembre para elegir un nuevo decanato tras el ejercido durante tres años y medio por Fernando Chueca Goitia. "Ejemplaridad, magisterio y generosidad". Así definió su mandato la última junta directiva, que asegura expresar el sentir colegial mayoritario.

Fernando Chueca y su plural junta directiva, en la que han destacado Javier Mosteiro, Joaquín Roldán, Jaime Tarruel y Amparo Berlinches por su incesante actividad cultural y crítica hacia las agresiones contra el patrimonio arquitectónico y arbóreo madrileño, heredaron una situación muy delicada. Entre todos han conseguido equilibrarla legando ahora al futuro decano/a un colegio pacificado; pero no exento de tensiones, como quedó de manifiesto el viernes 22 en un debate entre los aspirantes Paloma Sobrini, Emilio Torné y Ricardo Aroca. El debate preelectoral formal, minutado al principio de manera rigurosa, fue seguido por otro más espontáneo que trazó, con perfiles preocupantes, los problemas que los arquitectos perciben como principales y que afrontan con agudo sentido autocrítico.

Bernardo Ynzenga, segundo de a bordo de la candidatura de Ricardo Aroca, definió así la principal enemiga de los profesionales: "La creencia, entre el público, de que el arquitecto es un agente auxiliar de las inmobiliarias", creencia que combatió como falsa y dañina. Amén de varias generaciones y promociones diferentemente formadas, coexisten, al menos, tres tipos de sensibilidadades entre los profesionales de la arquitectura: una, renacentista, que concibe al arquitecto como artista y constructor; otra, que lo cree únicamente constructor, y una tercera, que lo ve como obligado gestor. A tal divorcio se añade las enormes exigencias normativas que las distintas administraciones imponen al facultativo. Pesa también un pasado dorado en el cual el arquitecto fue, en Madrid, florón privilegiado de los profesionales, rico y muy valorado. Cabe explicarse el cuadro de frustración existente hoy entre los arquitectos, que creen poco respetuoso el trato que les otorgan los políticos, desaforadas las demandas de muchos clientes e inadmisibles las injerencias en lo arquitectónico de otros profesionales, señaladamente ingenieros. Todo demanda el perfil de un decano/a de poliédrica personalidad y estatura política, capaz de encarar con desenvoltura tan arduos desafíos.

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