Bush pone en marcha el 'superministerio' de Seguridad, pero admite sus limitaciones
El nuevo departamento, que será operativo en 2004, no engloba a la CIA ni al FBI
La victoria republicana en las últimas elecciones legislativas tuvo ayer su primer efecto práctico cuando el presidente George W. Bush estampó su firma en la ley que establece la creación del Departamento de Seguridad Interior, un superministerio que los demócratas habían frenado hasta ahora con su precaria mayoría en el Senado. Perdida esa mayoría, Bush consigue edificar una institución de proporciones colosales pero, según los críticos, atribuciones difusas y objetivos nada claros. Dos de los pilares de la seguridad interior, el FBI y la CIA, no serán transferidos al nuevo departamento.
Bush oficializó ayer la creación del Departamento de Seguridad Interior, que presentó como "un hecho histórico para defender Estados Unidos y proteger a nuestros ciudadanos contra los peligros de una nueva era", dijo en un acto en la Casa Blanca revestido de la solemnidad de las grandes ocasiones.
Es la mayor reorganización del Gobierno federal de Estados Unidos desde la creación del Departamento de Defensa, el Pentágono, en 1947. El nuevo organismo, que cuenta con un presupuesto anual de 40.000 millones de dólares, tiene 170.000 empleados y acapara 22 agencias federales, desde los servicios de inmigración hasta el control de aduanas o el servicio secreto. La ley que establece su creación también permite la presencia de armas en las cabinas de pilotos pero extiende un año más el plazo para la inspección obligatoria de todos los equipajes en los aeropuertos.
Sin embargo, los críticos no entienden cómo puede ayudar en la protección de la seguridad antiterrorista una institución que no tendrá bajo su manto ni al FBI ni a la CIA, las dos principales respectivamente en la lucha interior y exterior contra el crimen. Los demócratas han acusado al Gobierno de crear un gigante burocrático para extender una falsa sensación de seguridad que esconda la ineficacia en la lucha contra el terrorismo.
Al frente del superministerio estará, como se había anticipado, el actual zar de la seguridad, Tom Ridge, un republicano moderado en quien su partido tiene grandes esperanzas, aunque ha demostrado ser algo espeso en su puesta en escena.
El nuevo organismo nacerá en unas instalaciones provisionales dentro de dos meses, pero no estará en funcionamiento pleno hasta bien entrado el año 2004. "Con mi firma", dijo Bush en el acto formal, "esta ley del Congreso crea un nuevo Departamento que garantiza que nuestros esfuerzos por proteger este país son extensos y unificados". Con un tono más sombrío, Bush reconoció que "ningún Departamento ni ningún Gobierno pueden garantizar nuestra seguridad frente a asesinos sin piedad que se mueven y planifican en la sombra". A cambio, el presidente presentó un despliegue de éxitos en la lucha contra el terrorismo frente a las críticas demócratas de los últimos días: "Muchos terroristas están siendo interrogados. Muchos terroristas han muerto. Hemos liberado un país", resumió Bush en referencia al Afganistán de los talibanes.
La letra pequeña
La nueva ley esconde múltiples disposiciones en su letra pequeña, todas a la medida de lo que Bush quería. Los demócratas habrían entorpecido el progreso de la ley en el Capitolio porque los empleados de la nueva institución tendrán limitados sus derechos laborales; Bush ha conseguido la facultad de contratar y despedir empleados en función de la necesidad de cada momento.
Hay más victorias republicanas en la redacción final de la ley, especialmente las que benefician a grandes corporaciones. Se permite la contratación federal de productos y servicios con compañías estadounidenses que hayan establecido su sede en otros países para eludir las cargas fiscales de Estados Unidos. Se proporciona un blindaje legal a las compañías farmacéuticas (grandes contribuyentes de las campañas electorales del Partido Republicano en general y del presidente Bush en particular) frente a posibles demandas por los efectos secundarios de las vacunas que fabriquen.
Y, como muestra final de partidismo, se establece una donación para realizar investigaciones científicas en una universidad muy concreta, la A&M de Tejas, justo en el distrito al que pertenece el nuevo líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Tom DeLay.
Las organizaciones de defensa de los derechos civiles creen que la nueva ley tiene victorias y derrotas para el derecho a la privacidad. Finalmente se ha eliminado la propuesta de crear la llamada Operación TIPS, que pretendía convertir en confidentes del Gobierno a los trabajadores de correos o de empresas privadas con acceso al interior de los domicilios. También se descarta implantar un documento de identidad obligatorio.
Sin embargo, el texto deja un margen amplio para instaurar programas como el Total Information Awareness (Conciencia de Información Total), un proyecto que se originó en el Departamento de Defensa y que pretende unificar toda la información electrónica y policial disponible en cada momento y por cualquier medio para detectar patrones de comportamiento que puedan permitir identificar los movimientos de los terroristas.
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