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Reportaje:

Sucedió hace 20 años

ETA cometió en Rentería (Guipúzcoa) en noviembre de 1982 un asesinato que cambió la vida política del municipio

Luis R. Aizpeolea

El 18 de noviembre de 1982, a las 12.45, Carlos Patiño, Esteban Fariñas y Francisco Rosco fueron ametrallados cuando aparcaban el vehículo en el barrio de Beraun de Rentería (Guipúzcoa). Venían de inspeccionar, por encargo de una compañía de seguros, unos locales. Patiño, propietario de una droguería y almacén de pintura, había puesto en contacto a la empresa aseguradora con Rosco y Fariñas, que eran pintores, para realizar el trabajo.

Los autores de los disparos dejaron sobre el asfalto 20 casquillos de bala. Rosco recibió 11 impactos y Patiño, seis. Fueron trasladados a los centros sanitarios, en estado de suma gravedad. La munición era la habitual de ETA, casquillos de 9 milímetros parabellum.

El Senado, con la participación de Prodi, homenajea hoy a las víctimas del terrorismo

La noticia corrió como la pólvora por Rentería porque los tres trabajadores ametrallados eran muy conocidos en el barrio de Beraun. Rosco, además de ser votante de izquierdas, había promovido la sociedad cultural del barrio de Capuchinos. Y Patiño, aunque considerado apolítico, estaba afiliado a Comisiones Obreras.

"Mucha gente en Beraun daba por hecho que la autoría era de ETA y también mucha gente estaba convencida de que la banda se había equivocado. Así eran las cosas entonces", señala un concejal socialista. Herri Batasuna, el brazo político de ETA, gobernaba el municipio desde las elecciones de 1979, porque se había beneficiado del voto del malestar de Rentería por algunas intervenciones indiscriminadas y desafortunadas de las fuerzas de orden público durante la transición política en la localidad, sobre todo en 1978.

De ahí que las declaraciones de vecinos y amigos de las víctimas fueran peticiones a ETA para que "reconociera su error". Hubo una excepción, la Asociación de Beraun Ongi Etorri (Bienvenido), que declaró que "quienes apoyan estos atentados no están en absoluto legitimados para arrogarse ninguna representación ni reivindicación si no es la de ser portadores del desprecio a lo social, a lo humano y del gansterismo". La asociación se rebelaba así contra la coletilla -"algo habrá hecho"- con que mucha gente comentaba hasta entonces los atentados de ETA allá dónde HB era influyente.

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La respuesta de ETA llegó el mismo día que fallecía Patiño en el hospital de la Cruz Roja de San Sebastián y cinco después del atentado. En un comunicado afirmaba que los tres trabajadores eran componentes de un grupo sofisticado del servicio de información de la lucha antiterrorista. Aquella patraña sublevó a los vecinos de Beraun y los partidos locales -PNV, PSE y Euskadiko Ezkerra- convocaron por vez primera una manifestación contra ETA en Rentería, después de un pleno municipal tumultuoso. La protesta la encabezaron familiares de las víctimas y le seguían poco más de un centenar de personas, vecinos de Beraun y representantes políticos, entre ellos Fernando Múgica y Enrique Casas, principales dirigentes del socialismo guipuzcoano, a los que ETA asesinaría años después. El PSOE acababa de ganar las elecciones y Enrique Casas estaba empeñado en romper la inercia y responder con la movilización a cada atentado de ETA, ya fueran las víctimas obreros o policías.

La irritación de la militancia de HB en Rentería, entonces muy importante, se puso de relieve al llegar la manifestación de Beraun al Casco Viejo. Los manifestantes fueron increpados y algunos agredidos.

Familiares de las víctimas recuerdan con amargura la "enorme soledad" que vivieron. Pese a la solidaridad de los vecinos, la familia de Patiño cerró la droguería, con muchas deudas, y su viuda, con sus dos hijas, tuvo que irse a vivir con sus padres. A los meses recibió una ayuda oficial de tres millones de pesetas. Rosco abandonó Rentería y se fue, con su familia, a vivir a Extremadura, dónde había nacido hacía 38 años. Murió hace unos meses.

Año y medio después, ETA, en otro comunicado, señalaba que "se había confundido". La banda creyó que Patiño, Fariñas y Rosco eran policías.

Para ese momento, el Ayuntamiento de Rentería ya había cambiado de manos. Las elecciones de mayo de 1983, seis meses después del atentado, las ganó el Partido Socialista de Euskadi y HB nunca más gobernaría el municipio. Aunque el verano de 1983 fue tumultuoso en Rentería, desde entonces la localidad se fue normalizando.

No obstante, habría que esperar al Pacto de Ajuria Enea, en 1988, para que se iniciaran las grandes movilizaciones contra ETA. Hoy, el Senado, con la participación del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, homenajea a las víctimas del terrorismo.

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