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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Más práctico en ciudad

La carrocería del Fusion potencia sus virtudes como coche de ciudad. La altura mejora la visibilidad y facilita el acceso a las personas mayores. Y, junto al frontal cuadrado y los parachoques grandes, aporta una sensación de dominio y seguridad muy agradables. Es algo más largo que los utilitarios normales y se aparca peor, pero mantiene unas medidas compactas para no sacrificar la manejabilidad.

La posición de conducción alta y la visión recuerdan a los monovolúmenes y todoterrenos, aunque sin su amplitud para regular el asiento en longitud: no se pueden estirar bien las piernas si se mide más de 1,80 metros.

Sólido y fácil de conducir

El Fusion pesa 40 kilos más que el Fiesta y tiene un centro de gravedad más alto, pero ofrece un buen comportamiento dinámico. Monta unas suspensiones más enérgicas que su hermano y unas ruedas de medidas generosas y con llantas de 15 pulgadas. Todo esto aporta una grata sensación de solidez y aplomo en todos los trazados, incluso los más sinuosos. Pero sobre todo es muy fácil de conducir: se siente muy ágil y seguro, responde con precisión al volante y balancea lo justo en las curvas sin acusar las inercias.

Los frenos son buenos e incluyen ABS de serie en toda la gama. Pero tiene una insonorización mejorable: el motor se oye más de la cuenta y los ruidos aerodinámicos limitan el confort en viajes largos.

Un turbodiésel limitado

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El nuevo Ford monta el pequeño motor 1.4 TDCi desarrollado por Peugeot-Citroën que comparten también los Fiesta, 206 y C3. Tiene 68 CV y deberían ser suficientes, pero se muestra perezoso en ciudad: le falta fuerza y elasticidad por debajo de 2.000 vueltas y es fácil calarlo si no se acelera con decisión al arrancar.

La potencia se queda también algo justa para viajar, sobre todo con carga: las ruedas grandes y el mayor peso y tamaño de la carrocería penalizan la aerodinámica y limitan las prestaciones en carretera: alcanza 158 km/h. frente a 164 km/h. del Fiesta equivalente. Pero como el cambio es rápido y está bien escalonado, mantiene buenos cruceros una vez lanzado y no pierde mucho ritmo en las subidas, aunque hay que reducir rápido si se alargan las cuestas.

Por lo demás, los consumos son bajos, aunque la unidad de pruebas gastó un litro más que el Fiesta con el mismo motor: seis litros a ritmos suaves, siete en ciudad y ocho en conducción rápida.

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