Chirac: "Turquía tiene un lugar en Europa"
Los líderes europeos envían una señal positiva a Ankara en la cumbre de Copenhague
La cumbre aliada de Praga, diseñada para refundar la OTAN, ha servido también para abordar en los pasillos uno de los asuntos de mayor sensibilidad en estos días tanto en la Alianza como en la UE: el posible futuro ingreso en la Unión de Turquía. El presidente francés, Jacques Chirac, y el jefe del Gobierno español, José María Aznar, hicieron una clara apuesta por ese ingreso siempre que Ankara cumpla las condiciones de acceso exigibles a todo candidato a la adhesión. "Turquía tiene todo un lugar propio en Europa", afirmó el líder francés.
"Sé que la cuestión se puede discutir desde el punto de vista geográfico, aunque una parte de Turquía es Europa, pero no creo que se pueda discutir desde el punto de vista histórico", afirmó Chirac. Rechazaba así de plano uno de los principales argumentos dados el mes pasado por su enemigo político y hoy presidente de la Convención, Valéry Giscard d'Estaing, quien llegó a decir que Turquía no sólo no es Europa, sino que su ingreso supondría "el fin de la UE".
En menor grado, también el canciller alemán, Gerhard Schröder, auguró un mensaje positivo a Turquía en la cumbre europea del próximo mes de diciembre en Copenhague.
Turquía aún no ha iniciado las negociaciones de adhesión a la UE. Su candidatura fue admitida en 1999, 12 años después de solicitarla, pero es miembro de la OTAN desde 1953 y su situación geoestratégica es vital para la Alianza y lo será aún más para Washington si hay guerra contra Irak. Por eso, el marco de la OTAN resulta muy favorable para los contactos políticos de los líderes turcos. El presidente del país, Ahmet Necdet Sezer, se ha entrevistado en Praga prácticamente con todos los líderes, pero el primero de la lista fue el presidente de EE UU, George W. Bush, quien le dijo el miércoles pasado que confiaba en ver a Turquía en la UE "lo antes posible", según contó ayer en rueda de prensa Sezer.
Aznar también habló con el líder turco en Praga y ayer el presidente español fue más lejos que nunca en su habitual actitud "abierta" a las tesis turcas. "Soy partidario de marcar una fecha en la medida de lo posible". En ese pero coincidió con Chirac, porque ambos insistieron en que Turquía debe ser tratado como un candidato más y, por tanto, debe cumplir las exigencias de la Unión: políticas, como el respeto a los derechos humanos y a las minorías, y económicas, como un comportamiento de economía de mercado.
Pero en ese terreno ambos valoraron también las ambiciones reformistas del gran triunfador de las elecciones turcas del pasado día 3, Recep Tayyip Erdogan, que ya ha visitado Madrid y viajará a París el día 27. Chirac afirmó que el partido islamista moderado de Erdogan no le despierta "ninguna inquietud" porque persigue "una reforma clara".
"Un país laico"
El líder francés cortó por lo sano la controvertida cuestión religiosa: "Turquía es un país laico. Es absurdo decir que tiene 60 millones de musulmanes. Nosotros no decimos que Francia tiene 59 millones de cristianos".
También para el canciller Schröder las reformas que anuncia Erdogan "van en buena línea", dijo, para añadir que debe apoyarse una Turquía prooccidental "por intereses geoestratégicos". "El problema de Turquía", agregó, "debe resolverse en Copenhague", lugar de la cumbre europea del mes próximo, en la que Ankara aspira a que los Quince pacten un horizonte temporal para empezar a negociar.
Pero lo que ocurra en esa cumbre va indisolublemente asociado a otras dos cuestiones que integran el mismo puzzle: de un lado, la respuesta de Turquía al plan de la ONU para unificar Chipre, porque si sigue dividido sólo entrará en la UE en 2004 la parte sur grecochipriota; de otro, el bloqueo de Ankara, a punto de ser superado, a un acuerdo OTAN-UE para que Europa pueda convertir en operativa su Fuerza de Intervención Rápida.
Chirac calificó de "un mal asunto" que la UE importe un conflicto externo, el chipriota, pero valoró "la primera reacción positiva" de grecochipriotas y turcochipriotas al plan de la ONU. Y aunque aseguró que no se llegará a un acuerdo antes de la cumbre de Copenhague, aventuró que se alcanzará "casi inmediatamente después". Es decir, el presidente francés dibujó en realidad el siguiente escenario: en Copenhague habrá un mensaje positivo o un horizonte temporal para empezar a negociar la adhesión. Para entonces, Ankara habrá desbloqueado el acuerdo OTAN-UE y en mayo de 2004 en la UE entrará un Chipre unificado coincidiendo con la apertura de las negociaciones de adhesión con Ankara.
De no ser así, los nuevos líderes turcos tendrán que sufrir una reacción de una población volcada en su aspiración a que Europa les abra las puertas. El presidente Sezer auguró "frustración e incertidumbre social" si Ankara no recibe en Copenhague un horizonte temporal para negociar.
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