"No está demostrado que la telefonía móvil perjudique la salud"

Benedetto Terracini, de 71 años, es profesor de la Universidad de Turín de la unidad de epidemiología oncológica y preside el grupo de trabajo de la Comisión Europea para el estudio de los efectos de los campos electromagnéticos, de radiofrecuencia y de radiaciones por microondas sobre la salud.

Pregunta: ¿Los campos electromagnéticos suponen un riesgo?

Respuesta: Hay que diferenciar entre dos zonas de los campos electromagnéticos. Una es la que ocupan las frecuencias muy bajas como las líneas eléctricas de alta tensión o los electrodomésticos. La otra es en la que se encuentran los campos electromagnéticos de 1.000 a 2.000 megahercios como la telefonía movil, las microondas, o los repetidores de las antenas de televisión.

El recelo a los móviles no es proporcional al poco que hay a otros riesgos ambientales

P. ¿Qué diferencias hay entre ambos?

R. Respecto a los campos de baja frecuencia se sabe un poco más, ya que se lleva más tiempo estudiando y hay una mayor concordancia entre los estudios realizados. Existe un amplio acuerdo en trabajos epidemiológicos con respecto a la incidencia de una enfermedad a largo plazo: la leucemia infantil. Está demostrado que exposiciones muy altas a campos electromagnéticos de baja frecuencia duplican el riesgo de desarrollar una leucemia infantil. En países como España estos datos epidemiológicos significarían un aumento del 1% de casos, es decir, dos o tres más de los 200 que se diagnostican al año.

P. ¿Existe entonces una relación causa efecto?

R. Para que exista causa efecto además del dato epidemiológico, se tienen que dar otros dos factores. Que se pueda reproducir la enfermedad en laboratorio con animales y que se pueda describir los mecanismos biológicos que se producen en las células. En este caso ni se ha podido reproducir en laboratorio este fenómeno ni sabemos explicar cómo se origina en estas circunstancias la enfermedad. Frente a esta situación, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (AIIC) en su clasificación de agentes cancerígenos y su relación con tumores (una lista de los siguentes adverbios: seguramente, probablemente, posiblemente, no se sabe y probablemente no) considera posible la relación entre campos de muy baja frecuencia y este concreto tipo de cáncer.

P. Esto es respecto a las muy bajas frecuencias, ¿cuál es la situación en la telefonía móvil?

R. La clasificación se hará en el 2004 cuando hayan finalizado estudios que hay en curso. Pero de momento no hay evidencias epidemiológicas.

P. En un congreso que se está celebrando en Valencia hay investigadores que relacionan problemas de salud, incluso el cáncer, con la telefonía móvil.

R. Son estudios bastante débiles. La literatura científica está llena de estudios, algunos favorables y otros desfavorables. Y una cosa es que haya habido resultados en este sentido, pero que establezcan una relación de causalidad es otra cuestión. Por el momento nadie puede decir si estos estudios expresan una relación de causa efecto, sería muy imprudente decir que está demostrado que los teléfonos o antenas causan problemas en la salud. Lo que podemos hacer hoy día es estimar el tamaño de los posibles efectos si los hubiera. Y seguramente serían, en el caso de que hubiera, menores a los que produce no ya el taabaco, sino la contaminación. En mi opinión no está demostrado que tengan efectos, aunque tampoco está demostrado que no tengan efectos. Por ello apuesto por una política de prudencia racional dirigida a tener un censo de antenas y realizar mediciones de potencia, entre otros aspectos, que según tengo entendido ya se aplica en España.

P. ¿Existe entonces un recelo infundado?

R. Yo no digo que esté infundado, sino que no es proporcional con el poco recelo que tiene la gente frente a otros riesgos ambientales.