El director de un documental sobre Caballé demanda a la productora
El documental Only Caballé, 12 millones de euros de presupuesto para repasar la vida de la soprano catalana, ha llegado a los tribunales antes que a los cines. El director y coguionista, Antonio A. Farré, ha demandado a la productora, Morena Films S. L. por incumplimiento de contrato y vulneración de la Ley de Propiedad Intelectual. Según Farré, el productor Álvaro Fernández Longoria ha montado la película siguiendo las sugerencias de Carlos Caballé, hermano y agente de la soprano y asesor musical del filme, sin contar con él. Longoria afirma que Farré sabía que el montaje debía ser acordado entre todos pero que se negó a ello. Y Carlos Caballé niega haber participado en el montaje.
Según el abogado de Farré, Eduardo Ezpondaburu, "el productor no permitió a Farré montar la versión definitiva ni hacer la posproducción como estipulaba su contrato, y no le ha pagado el último plazo de su contrato ni las mensualidades desde junio". Por eso, la demanda pide que se prohíba el estreno de cualquier versión que no haya aprobado Farré.
La historia de Only Caballé empieza en 1999, cuando Morena Films, pequeña productora fundada por el joven empresario Álvaro Fernández Longoria, compra la idea a Alberto Sabaté. Longoria tardó unos meses en convencer a Caballé para rodar la película, y cuando lo logró, contactó y probó con varios directores, que acabaron renunciando al poco o antes de empezar. Farré fue contratado en noviembre de 2000, cuando, según afirma, "el proyecto estaba empantanado".
Tras escribir el guión con Sabaté, Farré rodó durante año y medio en Barcelona, San Petersburgo, Roma, Munich, París, Londres, Nueva York, Milán... Con 120 horas de material, montó una versión de 115 minutos. "Pero Carlos Caballé exigió 91 cambios", dice Farré. "Los incorporé en una segunda versión, y no me gustó. Así que hice una tercera, atendiendo el 60% de las sugerencias del productor y el 30% de los Caballé. Pero tampoco la aceptaron y empezaron a montar la cuarta sin mí".
Según Farré, "Carlos Caballé vio que no pintaba nada en la película y lo cambió todo, entre otras cosas el principio y el final. Además, incluyó la intervención de un amigo suyo que decía: 'Es un genio con virtudes proféticas".
Carlos Caballé niega la mayor: "Por contrato, nosotros teníamos derecho a aprobar la copia final, pero yo no he hecho una película en mi vida. Y no sé cómo se hacen cambios cinematográficos. El montaje y la posproducción los ha hecho Morena Films, en Madrid. Yo, desde Barcelona, me he limitado a poner la música. Dos veces. Un placer, porque sólo he cobrado un euro por ello".
Farré añade que, al negarse a aceptar la cuarta versión, "y aprovechando que estaba hospitalizado por una operación", la productora rescindió su contrato. "Continuaron con la posproducción y no tuve más remedio que demandarles. Carlos Caballé y Longoria creen que están por encima de la ley".
Curiosamente, Carlos Caballé defiende al director. "Sabaté y Farré enviaron a la productora al menos 30 escritos insultantes, con copia a Monserrart. Eso explica lo que ha pasado. Pero al final han dejado al director en la estacada. El es un artista. Y eso no se hace".
Álvaro Fernández Longoria, el productor, alega que "Farré sabía desde el principio que el montaje debía ser aprobado por los Caballé y por la productora. Y sabía también que se le contrató para hacer un musical, no una obra personal. Escribió el guión con Sabaté, bajo la supervisión de los Caballé, que decidieron las entrevistas que debíamos hacer. Zubin Mehta, Claudio Abbado, Plácido Domingo... Aceptaron porque los Caballé se lo pidieron. Farré sólo tenía que rodar a Monserrat en los sitios clave de su carrera, hacer las entrevistas, y montar eso con la música y las imágenes de archivo".
Longoria cree que Farré se extralimitó. "Se trataba de contar la vida de una cantante célebre con una imagen hecha, no de causar polémica. En 120 horas, Monserrat decía muchas cosas, y como es lógico no quería que algunas salieran. Farré presentó un montaje inaceptable con detalles que tergiversaban la realidad. Tomó una actitud de divo, se enfrentó con Carlos, le envió una carta insultante... Daba la impresión de que sólo quería alargar el montaje para seguir cobrando, así que en junio decidimos rescindir el contrato y montar sin él. Y en octubre llevamos su contrato a magistratura".
Alberto Sabaté, coproductor y coguionista del filme, da la razón al director: "Lo que han hecho con él no tiene nombre". Y, de paso, defiende a su idolatrada Monserrat Caballé: "Ella es la gran víctima de todo esto".
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