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Reportaje:

La cara oscura de El Dorado

Una ONG de Marruecos intenta frenar la masiva inmigración clandestina hacia España

En un país en el que emigrar es sinónimo de éxito social, ratificado en verano cuando el emigrante regresa a casa con un coche ostentoso repleto de regalos, luchar contra ese fenómeno es una tarea ardua. "Es verdad, nosotros queríamos ser médicos, abogados y los jóvenes marroquíes de ahora quieren ser emigrantes", se lamenta Jalil Jemmah, presidente de la Asociación de Amigos y Familias de las Víctimas de la Inmigración Clandestina (AAFVIC).

Desde su pequeña ONG, Jemmah, agente de seguros de profesión, se ha propuesto frenar esa sangría que hace perder anualmente a Marruecos algo más de 100.000 jóvenes, según sus estimaciones. Éstos en su mayoría intentan cruzar el Estrecho de Gibraltar, aunque a veces eligen caminos más tortuosos, como cuando dan un rodeo por Túnez para llegar a Europa.

Jemmah y sus compañeros decidieron crear la ONG cuando de regreso a su ciudad, Juriba, tras estudiar en otros lugares, se enteraron de que algunos de sus viejos amigos habían fallecido en la travesía por alcanzar El Dorado. "Queremos ser la voz de los que ya no pueden hablar", recalca.

A Juriba y a la cercana Beni Mellal, en el Medio Atlas marroquí, se les llama la "sala de espera", porque es de ahí de donde parten muchos de los emigrantes.

"Los adolescentes son casi un caso perdido [el 82% de los jóvenes entre 14 y 18 años desea emigrar, según un sondeo encargado por la AAFVIC] y por eso la labor de disuasión debe empezar con los niños", explica Jemmah.

Su ONG ha organizado obras de teatro en escuelas privadas de Beni Mellal y Juriba para poder enseñarles la cara cruel de ese paraíso terrenal europeo que tanto ansían los jóvenes.

No basta con buenas palabras para hacerles renunciar a la travesía. "Les explicamos que si tres o cuatro jóvenes candidatos a la emigración juntan los mil o dos mil euros que cada uno iba a pagar por cruzar y obtienen además un microcrédito, que les ayudamos a tramitar, pueden montar un negocio con el que vivir correctamente en su pueblo", comenta Jemmah. "Así han nacido un par de pastelerías en Juriba".

La actuación de la AAFVIC abarca también a los subsaharianos que utilizan Marruecos como un trampolín para dar el salto a Europa. La ONG ha denunciado el trato inhumano que les inflingen a veces las fuerzas de seguridad marroquíes. "¿Se ha preguntado alguna vez porqué tantas mujeres subsaharianas llegan a España embarazadas o con recién nacidos?", se pregunta Jemmah, y él mismo da la respuesta: "Porque funcionarios argelinos, mauritanos o marroquíes les obligan a mantener relaciones sexuales para hacer la vista gorda sobre su situación ilegal".

Marroquíes o subsaharianos, los emigrantes son unas víctimas de las organizaciones criminales que trafican con personas. La AAFVIC se ha propuesto también luchar contra ellas pese a los múltiples impedimentos. "Hay pocas denuncias de familiares porque el patrón de la patera es casi considerado como un salvador que puede ayudar a emigrar a otros miembros del clan", explica Jemmah. "Además, solo conseguimos que se les acuse de estafa y no de constituir una banda de malhechores". Aún así se van a celebrar sendos juicios en Juriba y en Kenitra.

A los miembros de la AAFVIC les gustaría hacer muchas cosas más como, por ejemplo, ayudar a los familiares de los muertos en el Estrecho a repatriar y enterrar los cadáveres. "Tenemos pocos medios, porque la ONG funciona básicamente con nuestras propias aportaciones", señala Jemmah durante una escala en el aeropuerto de Madrid-Barajas, de regreso de Estrasburgo.

"En Estrasburgo, ante el Consejo de Europa, he podido explicar nuestra labor", afirma el presidente de AAFVIC. "Fíjese qué paradoja; nos recibe una institución europea, pero todavía no lo han hecho las marroquíes. Las autoridades marroquíes nos ignoran. No así la sociedad civil, empezando por la prensa, que se hace eco de nuestras actividades".

Las remesas de los emigrantes marroquíes constituyen la primera fuente de divisas, por delante del turismo. De ahí que Rabat no esté demasiado interesado en acabar con la emigración. "Es un cálculo equivocado y a corto plazo", sostiene Jemmah. "La primera generación de emigrantes manda dinero a casa, la segunda también, pero menos, y la tercera ya no lo hace porque ha cortado el vínculo con su país de origen".

Jalil Jemmah, presidente de la asociación marroquí de amigos y familiares de la inmigración clandestina.
Jalil Jemmah, presidente de la asociación marroquí de amigos y familiares de la inmigración clandestina.C. ÁLVAREZ

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