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Maragall se compromete a superar el clima político 'malsano creado por CiU'

Los socialistas rinden homenaje a Ernest Lluch en su pueblo natal, Vilassar de Mar

El presidente del PSC, Pasqual Maragall, aseguró ayer que Cataluña está sumida en un "clima malsano que no deja respirar", como consecuencia de un gobierno de Convergència i Unió que confunde "los sentimientos personales, el interés de partido y el proyecto de país" y que hace que éste "tenga un aire de fatiga". Los socialistas tendrán la responsabilidad cuando gobiernen, dijo Maragall, de dotar al país de un aire nuevo y de "eliminar el rencor, la exclusión y la desconsideración de la vida política catalana".

Hay un rencor, asegura Maragall, que "ha convertido la política en el lugar para los sentimientos y los instintos más primarios". Era una alusión apenas velada al "asco" que Jordi Pujol aseguró la semana pasada que le provocan los socialistas. Maragall también se mostró dolido por las acusaciones de anticatalanidad que le lanzan los nacionalistas. "Pero ahora no se trata de quejarnos, sino de sacar una lección de futuro y determinar que ésta no será jamás nuestra forma de hacer política", afirmó el aspirante socialista a presidir la Generalitat.

Maragall se expresó con estas palabras durante el homenaje al ex ministro socialista Ernest Lluch, de cuyo asesinato por ETA están a punto de cumplirse dos años. Cerca de 300 personas se congregaron en este acto, que fue breve y sencillo y tuvo lugar en Vilassar de Mar, pueblo natal de Lluch. Maragall destacó el carácter dialogante que caracterizó a Lluch y quiso reconocerle como "persona grata, gratísima, incomparable e irrepetible". Con estas palabras recordaba que en 1981 Lluch fue declarado "persona no grata" por el entonces Ayuntamiento convergente de Berga. La Cataluña "del resentimiento y la política pequeña" que entonces condenó a Lluch, dijo, sigue viva y enrareciendo todavía el clima político.

Maragall no quiso entrar en el fondo de la cuestión vasca, a la que tantos esfuerzos dedicó Lluch. Aunque recordó, citando a Antonio Machado, que fue el enfrentamiento de las dos Españas que se vive en el País Vasco lo que acabó con la vida del ex ministro: "La España del malhumor, del duelismo y del maniqueísmo reconsagrado que él combatió es la que le heló el corazón", afirmó.

La opinión de Maragall es que desde Cataluña hay que "ayudar a Euskadi a entrever una España que es capaz de entender lo que le pasa". Y al mismo tiempo, añadió, "ayudar a España a librarse del fantasma de la repercusión que una solución vasca a medio plazo pueda tener sobre la cohesión del país".

El homenaje de los socialistas a Lluch contó con la presencia de su viuda, Montserrat Lamarca, y de su segunda hija, Rosa Lluch, así como del alcalde de Vilassar de Mar, Pere Almera, y del economista Fabián Estapé, que preside la fundación que lleva el nombre del homenajeado.

Estapé anunció que la Fundación Ernest Lluch, que se fundó en enero del año 2001 con el objetivo de preservar los archivos y documentos sobre el ex ministro, tiene previsto instalar su sede en Vilassar de Mar el próximo año.

El debate con Mas

Tanto el conseller en cap, Artur Mas, como el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, atacaron ayer a Maragall por negarse a debatir en un cara a cara con el primero. Maragall explicó ayer en una entrevista publicada en el diario Avui que en su condición de líder de la oposición él debate con el presidente del Gobierno catalán, que sigue siendo Pujol. Si Mas quiere debatir, dijo Maragall, "que le pida a Pujol que se vaya y se quede él".

Mas respondió ayer mismo a esta invitación de Maragall. Opinó que Maragall "no se atreve a defender sus ideas, si es que las tiene", y auguró que si el líder socialista insiste en debatir sólo con Pujol, que ya ha anunciado que no se presentará de nuevo a las elecciones, "al final la gente se reirá de él".

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