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Crítica:CITROËN C8 2.2 16v. HDI SX | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una evolución más práctica

Capacidad interior ampliada, más flexibilidad para mover los asientos, nuevas soluciones que facilitan la vida a bordo y un equipo de seguridad a la última. Así es el Citroën C8, la evolución del Evasion de 1994, uno de los monovolúmenes grandes europeos que llegaron tras el éxito de los Chrysler Voyager y Renault Espace, pioneros del concepto.

Este modelo da la salida a una renovación que seguirá con el nuevo Espace. Pero sobre todo anuncia cómo van a evolucionar los fabricantes estos coches para hacer frente a la ofensiva de monovolúmenes compactos de siete plazas más baratos (Zafira, 307 SW, VW Touran...), que va a restar muchas ventas a sus hermanos mayores.

Más grande y cómodo

Más información
Mejor en seguridad

El C8 es un clónico de los Peugeot 807, Fiat Ulisse y Lancia Phedra. Todos forman un proyecto común de los grupos PSA y Fiat y apenas se diferencian en los faros y pilotos, que conservan el estilo de cada marca. El Citroën se distingue por la parrilla y los grandes faros, pero no destaca por su personalidad. En cambio, el lateral tiene unos trazos más refinados y, junto al diseño elegante del portón trasero, aporta un aire más distinguido. Además se ha mejorado la rigidez del chasis (30%) y la aerodinámica, CX: 0,34.

Sin embargo, lo más llamativo es el aumento de longitud, 4,72 metros (27 centímetros más que el Evasion), que ha permitido ampliar un maletero todavía escaso si se ocupan todas las plazas.

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Flexible y con huecos para todo

El C8 es muy amplio por dentro y tiene un diseño elegante, con materiales correctos, salvo algunos plásticos algo pobres, y adornos de madera vistosos. Además está bien acabado, tanto por ajustes como por aspecto. Y ofrece unas buenas butacas delanteras con apoyabrazos, aunque algo cortas de banqueta, y tres asientos traseros más pequeños. La tercera fila es opcional y permite elegir: dos butacas o una banqueta de tres plazas para alojar hasta ocho personas. Pero todos los asientos se pliegan, se recogen y se pueden sacar. Y Citroën ha potenciado la flexibilidad con unos raíles en el piso que admiten más regulaciones en longitud y multiplican las combinaciones de los asientos.

El C8 es también innovador en sus nuevas soluciones prácticas: los dos asientos de delante se giran hasta 180 grados para convertir el interior en un salón o atender a los niños; la posición del cambio en la consola permite pasar atrás; las puertas laterales deslizantes facilitan el acceso; el espejo doble permite vigilar a los niños... Y estrena otros detalles, como el triple techo de cristal (opcional) o las cortinas de serie para la segunda fila, que le diferencian de los monovolúmenes de la generación anterior. Sobre todo destacan los huecos para objetos, hasta 60: dos guanteras compartimentadas sobre el salpicadero que completan la habitual, grande, bandeja bajo el volante, bolsas enormes en las puertas, posavasos y guanteras en todas las filas, un cajón bajo el asiento del copiloto, espacio refrigerado para refrescos...

Cinco motores y tres equipamientos

La gama C8 cuenta con cinco motores: 2.0 (138 CV), 2.2 16v. (160 CV) y 3.0 V6 (208 CV) en gasolina. Y 2.0 y 2.2 HDi en turbodiésel (109 y 130 CV). Se ofrecen en tres acabados, X, SX y Exclusive, pero todos con un equipo de serie muy completo. El primero incluye seis airbags, ABS, aire, ordenador de viaje y radio-cd. Y el SX añade climatizador, ESP (2.2 HDI), ayuda para aparcar y otros detalles.

Conclusión

El C8 es una evolución de los monovolúmenes grandes que mejora la funcionalidad en el uso familiar. Ha crecido en tamaño para ampliar el maletero, puede incluir hasta ocho plazas y ofrece muchas soluciones prácticas. Además tiene un buen comportamiento dinámico y un completo equipo de serie. Pero los precios son caros y superiores a los de sus rivales.

Los faros y la parrilla con los <i>chevrones</i> de Citroën en grande definen la imagen del C8. Sin embargo, el lateral con los tiradores cromados de las puertas correderas y el diseño de la zaga son más elegantes.
Los faros y la parrilla con los chevrones de Citroën en grande definen la imagen del C8. Sin embargo, el lateral con los tiradores cromados de las puertas correderas y el diseño de la zaga son más elegantes.LUCAS ABREU

AL DETALLE

- MÁS CARO, PERO BIEN EQUIPADO

El C8 2.2 HDI es más caro que sus competidores, pero viene más equipado que todos, salvo el nuevo Espace. Incluye seis airbags y ESP, como el Renault, frente a cuatro airbags de los Alhambra y Voyager y los dos del Carnival. En cambio, los dos últimos vienen con siete asientos de serie frente a los cinco del C8 y de los demás. Sin embargo, el equipamiento de serie del Citroën no justifica unos precios entre 2.000 y 8.000 euros más caros, que no se equilibran con los habituales descuentos de la marca (1.000 euros este mes). Al menos el C8 presenta a su favor un interior con nuevas soluciones prácticas y un mejor equipo de seguridad.

- MUY FUNCIONAL Y POCO ORDENADO

El interior del C8 es muy práctico, pero tiene un salpicadero desordenado. La instrumentación se dispersa en cuatro zonas: sobre el volante, al lado del cambio, en los relojes circulares del centro del salpicadero y en una pantalla que va debajo (ordenador de viaje). Y cada una tiene un estilo diferente, desde el clasicismo de los relojes hasta la tipografía digital del resto. Pero, aparte de su escasa armonía estética, se leen mal y exigen apartar la vista. En cambio, el resto es vistoso y sorprende por la gran cantidad de huecos. Además destaca la posición del cambio en la consola central, que incluye una zona para enfriar refrescos. Por lo demás, el maletero es muy grande, con cinco plazas, y las puertas laterales correderas facilitan el acceso en ciudad. Y dentro de su sencillez, la zaga aporta un toque elegante, con los pilotos verticales y los paragolpes bien integrados.

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