Ética y política
Hace un par de semanas, dos diputados del Congreso han tenido que renunciar a ocupar cargos de asesores en empresas privadas (uno de ellos, al menos, no desempeñaba aún trabajo alguno, pues había solicitado del congreso de los Diputados la compatibilidad antes de que se produjera la posibilidad de incurrir en ella) porque desde la oposición y su aparato mediático, especialmente la Cadena SER, se les ha crucificado inmisericordemente. Pero ¡ojo!, no se les ha crucificado porque lo que han hecho, o mejor lo que iban a hacer, fuera ilegal; si fuera ilegal la actividad que iban a desarrollar, el representante del PSOE en la Comisión del Estatuto de los Diputados no hubiera votado a favor de que estos dos Diputados compatibilizaran ambos cargos; se les ha crucificado porque, según la siempre particular visión del PSOE, era 'contrario a la ética' (sic), o sea, inmoral.
Hace algo más de tiempo (pero no tanto como para que se nos haya borrado de la memoria), un alto cargo del Ministerio de Hacienda del Gobierno de Felipe González (que hoy ocupa un puesto en el Gobierno de la Junta de Andalucía) compatibilizó su cargo público con el consejo de administración de una empresa pública, percibiendo, supongo, pingües dietas por ello, y sin embargo nadie dijo nada. Es más, este personaje utilizó dicho cargo en el consejo de administración de la empresa pública para viajar 'gratis total' con su familia por todo el mundo (Japón, el Caribe, Londres, Moscú... 'Marco Polo' se la llegó a llamar) a costa del dinero de todos los españoles. Y todavía no ha dimitido, ni renunciado a nada.
Está claro, pues, que ante situaciones similares o asimilables, las reacciones son distintas (renuncia sin incompatibilidad de los diputados del PP; abuso y no dimisión pese a la incompatibilidad, del alto cargo socialista); tan distintas son ambas actitudes que casi no cabe la comparación. Pero no es en la diferencia de actitudes de unos y otros en lo que quiero centrarme. Hoy me gustaría llamar la atención sobre otra cosa, más grave aún que la diferencia misma. Para mí, lo que es especialmente grave es que este alto cargo socialista (que sigue siéndolo), que utilizaba su cargo en el consejo de administración de una empresa pública (AVIACO) para viajar 'gratis total', o sea, de gañote, por todo el mundo, se quiera convertir ahora en el garante de la pureza ética, en el depositario de la moral política de occidente. Se llama Magdalena Alvarez, y su afán político último (y único, a tenor de lo visto) consiste en acabar con el Presidente de Cajasur, porque el muy maldito ha tenido la desfachatez de no plegarse a los caprichos de Magdalena, rindiendo la Caja que preside con armas y bagajes para que la Consejera siga jugando a las casitas con el sistema financiero andaluz.
La cosa está tomando tintes de película de mafiosos, con contrataciones irregulares de 'inspectores' fiscales que actúan de tapadillo aún antes de que su contratación sea legal (aquí sí se puede utilizar esta expresión), y los resultados de cuya investigación son filtrados a los medios afines de modo parcial y torcido. O sea, habrá pensado la Consejera, encargo una auditoría a mi capricho, contrato a mis amiguetes para que la hagan a mi gusto, filtro los resultados que me interesan, y así acabo con el problema. Preferiría tener unos gobernantes en la Junta de Andalucía que no dieran esta impresión de mafiosos bananeros, pero qué se le va a hacer. Es lo que hay.
Es un capítulo más del 'todo vale' del PSOE-A por acaparar el control de las cajas de ahorro andaluzas, porque Cajasur es el único baluarte independiente que queda (o casi) en el sistema financiero andaluz, y eso es algo que Chaves y Magdalena no pueden soportar. Pero es que, una vez más, ni todo vale, ni Curro Jiménez puede exigir el cumplimiento de la ley.
Me decía ayer un alto cargo de una caja andaluza: 'tenemos los mejores clientes del mundo', porque permanecen fieles a las cajas a pesar de los intentos desestabilizadores del PSOE-A contra ellas. Pero es muy peligroso jugar con fuego, y Magdalena lo está haciendo al arrojar dudas, sombras y falsedades sobre los gestores de las cajas de ahorro. Con eso sólo va a conseguir desestabilizar el sistema financiero andaluz, haciéndole perder competitividad y profesionalidad. ¿O es precisamente eso lo que pretende Magdalena, para así poder quedarse sin lucha con los despojos? No de otro modo puede entenderse que con tanta ligereza como irresponsabilidad se permita arrojar dudas sobre la honorabilidad y la gestión del presidente de uno de los elementos clave del sistema financiero andaluz; eso sí que debería ser, cuando menos, delito.
Y además, quien se ha caracterizado por no ser pulcro con lo público, no puede dar lecciones de moralidad, ¿o se imaginan al ex Director General de la Guardia Civil, Luis Roldán (el que se llevó hasta el dinero de los huérfanos), persiguiendo a un agente del Benemérito cuerpo por haberse apropiado del dinero de una multa de tráfico? Pues más o menos, salvo que aquí, encima, el guardia civil no se ha quedado con nada que no le pertenezca.
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