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Columna
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Polvo Mítico

A estas alturas de los estragos contables y en vísperas de desahuciar a algunos ejecutivos, la Paramount Parks no ha gastado pamplinas y les ha propuesto a divinidades, héroes y criaturas sagradas la posibilidad de ingresar en la plantilla de fijos-discontinuos, como cualquier desventurado mortal, y ver así de acogerse a las prestaciones del paro; o si no, carretera y manta, y hasta la próxima, si es que los visitantes pican. La Paramount Parks no sabe con quién se las juega. Una cosa es largar a un murciano a Caravaca de la Cruz, o a un manchego al Tomelloso, o a un valenciano a Xàtiva; y otra pasaportar a Zeus, a las escabrosidades del Olimpo; al Minotauro, a su laberinto de modernas urbanizaciones; y a Cleopatra, a una arqueología de lujo, con el veneno del áspid resuelto en ópalo.

Cuando el parque temático de Benidorm celebró sus fastos inaugurales, el sigiloso portavoz de los tiburones sentenció: Aquí se levanta el prometido centro de ocio, pero en sus alrededores, escriturados chorizo a chorizo, se encuentra el negocio. Poco después, el centro de ocio empezó a consumirse en un discurso de monotonía solar que abrasaba los párpados y evaporaba los dineros. De modo que cedieron los poderes a la Paramount Parks para que gestionara aquellas civilizaciones de cartón y efectos especiales. Pero la Paramount Parks llegó con una teogonía de lapicero que iba de Mickey Mouse al pato Donald, y con una teogonía de sustancia tan sumisa no se gestionan los atributos viriles de Zeus ni la lujuria de Cleopatra. ¿Acaso tanto puritanismo pretende sosegar toda la inocencia pagana del sexo? Zeus es una deidad tronante y bien dotada, insaciable, adúltera e incestuosa; Cleopatra conserva en el relicario de su vagina los espermatozoides fósiles de varios césares y el orgasmo colectivo de las legiones romanas. No, no se dejarán seducir por la artimaña de los contratos basura. Y si sus palacios y templos de gránito y mármoles, se desmoronaron, Tierra Mítica, si sigue así y para mayor gloria de los dioses, también puede culminar en un apasionado Polvo Mítico.

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