La esperanza de vida en Barcelona ha aumentado más de dos años en sólo una década

La esperanza de vida de los ciudadanos de Barcelona ha aumentado espectacularmente en la última década. El incremento ha sido de 3,1 años en el caso de las mujeres, cuya expectativa de vida es ahora de 83,3 años, y de 2,4 años en el de los hombres, para los que se sitúa en 75,3 años. Éste es uno de los datos que revela el Informe de Salud Barcelona 2001, que presentó ayer el Ayuntamiento. Entre los aspectos negativos destacan la subida del consumo de tabaco entre las mujeres jóvenes, que comportará un incremento de los casos de cáncer de pulmón, y el aumento de los accidentes laborales.

La esperanza de vida de los barceloneses se sitúa entre las más altas del mundo y por encima de la española. La cifra de Barcelona es particularmente espectacular en el caso de las mujeres, que se acercan a la tasa más elevada del mundo, la de Japón, donde las mujeres tienen una expectativa de 84 años de vida. Los responsables del Instituto Municipal de Salud Pública de Barcelona explicaron ayer que en otras épocas hubieran sido necesarios 30 años para alcanzar un incremento como el registrado entre 1990 y 2000. La cuarta teniente de alcalde de Barcelona y presidenta del Instituto Municipal de Salud Pública, Imma Mayol, destacó los buenos indicadores de salud de la ciudad y subrayó que el informe anual es 'un instrumento muy útil para tomar decisiones en política sanitaria'.

Los motivos que explican este rápido incremento son, según los expertos, el descenso de la tasa de mortalidad entre jóvenes afectados por el virus del sida desde el año 1995 y la reducción de la mortalidad infantil, que ha pasado de 8,8 fallecidos por cada 1.000 nacimientos en 1990 a 4,1 en el año 2000.

La tasa de natalidad se sitúa alrededor de los ocho nacimientos por cada 1.000 habitantes, una cifra que se ha mantenido estable en los últimos 10 años. Sin embargo, el estudio apunta que las mujeres esperan cada vez más a tener su primer hijo. El 27% de los nacimientos corresponden a mujeres mayores de 35 años. Respecto a los embarazos entre adolescentes de 14 a 17 años, las interrupciones voluntarias han aumentado y alcanzan el 75%, porcentaje que supone unos 200 abortos al año.

Los indicadores reflejan una disminución global de la tasa de mortalidad, aunque se mantienen estables las causas. Entre la población de 15 a 44 años, ha registrado un notable descenso desde mediados de la década de los años noventa, debido en gran parte a la reducción de muertes causadas por el sida. Esta enfermedad continúa siendo la primera causa de mortalidad entre los hombres jóvenes, aunque se ha pasado de los 76 fallecimientos por cada 100.000 habitantes en 1996 a 16 en 2000. Tras el sida, las principales causas de muerte entre los hombres jóvenes son los accidentes de tráfico, las sobredosis y el suicidio.

Entre los 45 y los 64 años la principal causa de muerte sigue siendo el cáncer, de pulmón en los hombres y de mama en las mujeres, seguido de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. El estudio revela, sin embargo, una creciente tendencia a la mortalidad por cáncer de pulmón entre las mujeres, debido al aumento del tabaquismo en este colectivo. Una reciente encuesta municipal reveló que el 12,6% de las chicas de 13 años se declaran fumadoras, frente al 9,6% de los chicos. Por último, en los mayores de 65 años la primera causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares, seguidas del cáncer.

El informe de salud pública de Barcelona constata también un incremento de la incidencia de los accidentes laborales desde 1994. Cada año se producen una media de 500 accidentes graves y 55 mortales, una tercera parte de los cuales ocurren cuando la víctima se dirige o regresa del trabajo. En total, el año pasado se produjeron 48.177 accidentes laborales que dieron lugar a la baja del trabajador.

Imma Mayol se mostró ayer preocupada por la tendencia 'pequeña pero creciente' de la incidencia de los accidentes laborales. Mayol afirmó que se trata de accidentes 'evitables' y abogó por aumentar la formación de los trabajadores, la estabilidad laboral y las inspecciones a las empresas para controlar su cumplimiento de la normativa en materia de seguridad.