Malas maneras, mala moral
'Buenas maneras antes que buena moral': traduzco como puedo la perfecta frase de Wilde con la que acusaba a la sociedad dominante ('manners before morals'). En España se perdieron las morales y las maneras simultáneamente. El PP sigue teniendo gran ventaja sobre el PSOE. Hace casi tres cuartos de siglo que descubrí que la derecha dominante es obscena para la izquierda: acusaciones de plebe, de gentuza; de tiarronas, como llamaban a nuestras mujeres. Lo corroboraba el domingo y el lunes el discurso de Aznar en el que presentaba su campaña, agarrado a la mano de su esposa, que prestará a Gallardón. Pobre Gallardón, qué veloz carrera hacia el infierno: primero renunció a la Comunidad para caer en la Alcaldía, luego ha aceptado esta presencia. Cuentan las radios -un guirigay- que ha habido dos cenas de matrimonios, los Gallardón y los Aznar, y muchos creen que todo está pactado ('atado y bien atado') hasta el final: hasta el Gobierno Gallardón-Botella. Los dos son de buenas maneras: pero no creo que en estas pláticas de familia, como decía el novembrino Don Juan -'de las que nunca hice caso', añadía- se pueda hablar de moral. Me cuesta trabajo ahora definir la moral. A veces es una estupidez insana, como las prohibiciones de investigación con las células troncales ('células madre', dicen, para aumentar su carácter de familia de camilla y brasero: cuidado, que atufan), o es la carrera a Roma para la beatificación del Padre (me gustaría que las emisoras repitieran el vídeo de monseñor Escrivá de Balaguer, que tantas risas produjo entre nosotros, endemoniados), o la dureza para los homosexuales (que palidece a seis meses de las elecciones).
Ayer, dos periódicos publicaban en primera la foto de la Botella: en El Mundo, sola, belleza madura, a punto de ser abuela (pienso), agradable. En éste, junto a Aznar, para mostrar su proximidad. En Abc, nada. Como tengo la manía profesional de las conjeturas (se dice que no debemos pensar, sino referir, relatar, objetivizar) pienso que Abc, diario vasco de Madrid, está por Mayor Oreja (que en realidad les destrozó las elecciones en su tierra, y ahora es una oposición triste y demediada) y que El Mundo favorece el aznarismo, incluso con una encuesta en la que le mantiene tres puntos y medio por encima del zapaterismo, que contradice la de este periódico, que les iguala. Temo que un día los dos estén de acuerdo.
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