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Crónica:FÚTBOL | Novena jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Celta gana sin abandonar la tristeza

Xosé Hermida

El fútbol se ha puesto irónico con el Celta. Antes jugaba tan bien que a veces hasta se olvidaba de ganar, lo que acabó arrastrándole a una frustración irremediable. De repente ha dejado de jugar bien y sus estadísticas siguen siendo más que dignas, con el equipo colocado en los primeros puestos. Pero ahora resulta que la clasificación tampoco importa. El Celta puede ganar, como lo hizo ayer, y a la gente casi le trae sin cuidado, porque ha puesto al equipo bajo sospecha. Balaídos se ha teñido con un acento de tristeza, el sentimiento que produce el nuevo fútbol del Celta.

Cada vez que a un jugador del Celta se le ocurre dar un pase hacia atrás, un murmullo de irritación reverbera en la grada viguesa. A la gente se le vendió que este equipo buscaría un mejor equilibrio entre el placer del juego y la necesidad de los resultados. Quizá la propuesta necesite tiempo para asentarse, pero el celtismo está perdiendo la paciencia. El equipo de Lotina cazó ayer un triunfo que necesitaba mucho, sobre todo tras su eliminación de la Copa. Y, sin embargo, Balaídos siguió con el humor muy bajo, a tono con un equipo preso de una crisis de identidad, que ya no sabe si quiere el balón o no, si le conviene jugar al toque o salir con pelotazos. Ayer se libró de la quema porque volvió Mostovoi y le bastó un pase al área para resolver el choque. Y también porque enfrente tuvo a otro equipo que es la alegría de la huerta.

CELTA 1| ESPANYOL 0

Celta: Cavallero; Velasco, Méndez (Cáceres m. 25), Berizzo, Sylvinho; José Ignacio, Luccin (Giovanella m. 80); Edu, Mostovoi, Gustavo López (Jesuli m. 69); y Catanha. Espanyol: Argensó; Navas, Domoraud, Soldevilla, David García; Maxi (Velamazán m. 60), Morales (Fredson m. 60), De la Peña (Álex Fernández m. 68), Posse; Tamudo y Milosevic. Gol: 1-0 . M. 17. Pase de Mostovoi desde el borde del área al punto de penalti, donde recibe José Ignacio, que amaga ante el acoso de Domoraud y marca de tiro raso. Árbitro: Undiano Mallenco. Expulsó por doble amonestación a Álex Fernández (m. 86) y mostró tarjetas a Berizzo, Morales, Velamazán, Luccin y José Ignacio. Unos 16.000 espectadores en el campo de Balaídos.

Al contrario que el Celta, el Espanyol de Ramón Moya ha decidido entregarse a la aventura del juego abierto. En su osadía, el nuevo técnico hasta ha desafiado un dogma contemporáneo del fútbol, al que ya no juega casi nadie sin dos medios centros de contención.

Moya, sin embargo, ha recuperado el viejo 4-4-2, con un centro del campo repleto de gente para jugar la pelota, con los centrocampistas dibujando un rombo e Iván de la Peña situado en el vértice. Pero ese guión lleno de buenas ideas resulta insignificante llevado a la práctica. El Espanyol jugó con tanta corrección como falta de picante, sin el menor entusiasmo, tal vez contagiado por la melancolía que sigue creciendo en Balaídos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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