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Reportaje:

El retorno de Netanyahu

El ex primer ministro vuelve al primer plano político para competir con Sharon

Aunque los sondeos de opinión siguen concediendo al primer ministro israelí, Ariel Sharon, un amplio margen de ventaja sobre Benjamín Netanyahu cara a las próximas primarias del partido nacionalista Likud, que se celebrarán probablemente el próximo 25 de noviembre, todo puede esperarse de este licenciado en Economía que, con sólo 47 años, consiguió ser primer ministro de Israel. Cuando en mayo de 1996 las encuestas también le daban como probable perdedor frente a Simón Peres, Netanyahu logró darles la vuelta en el último momento y vencer al veterano dirigente laborista por una diferencia de 30.000 votos.

Bibi, como se le llama popularmente en Israel, sigue contando con dos grandes activos frente a Arik, como se conoce a Sharon. El primero, su juventud, pues tiene sólo 53 años, frente a los 77 de su rival. Y el segundo, el poder presentar una hoja de servicios impecable durante los tres años que dirigió el Gobierno, tanto en el ámbito de la seguridad como en el de la economía. Un día después de ser nombrado esta semana titular de Asuntos Exteriores, Netanyahu se jactaba de que 'de los últimos cuatro primeros ministros, soy el único que ha dejado el país mejor de lo que lo recibió', en una entrevista concedida al diario The Jerusalem Post.

En el transcurso de su anterior mandato, Netanyahu fue capaz tanto de reducir al mínimo los índices de terrorismo y violencia (gracias a la cooperación con los servicios de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina, aunque ahora se niegue a reconocerlo), como de liberalizar la economía y posibilitar tres años consecutivos de crecimiento sostenido. Así pues, su clara derrota frente a Ehud Barak en mayo de 1999 no se debió a una mala gestión, sino a los conflictos internos que desató dentro de su propio partido, que se saldaron con la escisión de un histórico dirigente del Likud como David Levy, y a los escándalos públicos que provocó. Entre éstos, su intento de nombrar a un fiscal general del Estado, Roni Bar-On, con el que previamente había apalabrado que hiciera la vista gorda ante el entonces líder del emergente movimiento ultraortodoxo sefardí Shas, Arie Deri, quien estaba siendo investigado por varios casos de corrupción, prevaricación y malversación de caudal público.

Su afán por satisfacer las demandas de los ultraortodoxos y de los ultranacionalistas que formaban parte de su Gobierno hizo que Netanyahu perdiera el apoyo de las bases de su partido, así como que tuviera que ser presionado por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, para firmar los acuerdos de Wye River en octubre de 1998. Entonces, Clinton, el gran promotor del proceso de paz, se desesperó mediando entre Netanyahu y el presidente palestino, Yasir Arafat, con el que en un primer momento mantuvo una relación fluida, pero que, tras el estallido de la Intifada, ha presentado como origen de todos los males que sufre Israel. Tanto es así, que en una entrevista televisiva emitida la víspera de ser nombrado ministro de Exteriores abogó abiertamente por su deportación.

Además de en la eventual expulsión de Arafat, Netanyahu basa su actual discurso electoral en una rotunda oposición a la creación de un Estado palestino independiente, hipótesis a la que ya se negó cuando era primer ministro, en que lo máximo que llegó a ofrecer a los dirigentes palestinos fue lo que él mismo denominó 'autonomía plus'. Por este motivo, la rescisión de la llamada hoja de ruta, diseñada por la Administración de Bush y apoyada por el resto de miembros del Cuarteto (la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas) se ha convertido en su principal objetivo político. Ya sea como primer ministro, en el caso de que logre ganar las primarias del Likud, o como ministro del próximo Gobierno, en el caso de que el vencedor sea Sharon y vuelva a aceptar la cartera de Asuntos Exteriores, Netanyahu hará lo posible por torpedear este plan de paz que contempla la existencia de dos Estados soberanos, Israel y Palestina, que coexistan en paz y seguridad para finales del año 2005.

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