Escuela ocupacional

Cuando los políticos salen en la televisión, o hablan por la radio, o hacen ruedas de prensa, prometen que modificarán los estudios, que ayudarán a los estudiantes para poder mejorar las salidas profesionales. También hacen lo mismo cuando se aplican con las escuelas ocupacionales de los minusválidos, como la de Riba-roja. Luego ocurre que oyes a los padres de dichos minusválidos y te dicen que de lo dicho por los políticos nada de nada. Y si oyes a los maestros o personal que atiende a estos minusválidos, pues lo mismo. Da la impresión de que los políticos se están riendo de nosotros. Dicen que harán un montón de mejoras, pero no se ven.

¿A dónde va el dinero que habían prometido para esas escuelas? A alguna parte va, pero lo cierto es que en este momento directores, personal y padres, todos están que arden. Expedientes de sanción, nerviosismo... Un mal ejemplo de cómo se debe atender el problema de los minusválidos, que son quienes en realidad están pagando todos los contratiempos. También cabría mencionar que los fondos públicos dedicados a la enseñanza se están reduciendo a favor de otras cosas, como por ejemplo gastos militares, que cada día son mayores, y en cambio para las escuelas no hay dinero.

En el fondo esta carta lo que quiero decir es que en las escuelas de minusválidos también están sufriendo los cambios que en esta sociedad se están desarrollando. Pero quienes de esto se han de preocupar no siguen el problema planteado con lucidez. Por un lado, se tienen problemas con el personal, al que se despide, por falta de entendimiento en las relaciones con el mismo, y también con la dirección de la escuela que apoya a los profesores. Mal ejemplo están dando quienes quieren que les demos la razón política. ¿Qué razón se le puede dar a un político que está es su despacho si éste se la niega al maestro que trabaja con los minusválidos?

Lo cierto es, que mientras unos y otros se hacen la puñeta, a quienes más debería atender esta sociedad, a los minusválidos por fatalidad, viven en el caos, pendientes de que unos y otros se clarifiquen.

Menos palabrería y más soluciones. ¡Caramba!