La Copa acorrala a Heynckes
La eliminación del Athletic a manos del Real Unión agota el crédito del entrenador
Jupp Heynckes vive su momento de mayor descrédito desde que regresó para hacerse cargo del Athletic. La eliminación de la Copa del Rey ha puesto una vez más en evidencia al técnico alemán, que no acaba de dar con la fórmula para extraer de su plantilla no ya un juego interesante sino las ganas de pelear que se le supone a un histórico como el club rojiblanco. La directiva y el director deportivo de la entidad, Andoni Zubizarreta, anunciaron días antes de la cita ante el Real Unión sus deseos de enderezar de forma serena y sin gestos exagerados el nefasto rumbo del Athletic, que ahora suma un nuevo motivo de sonrojo a su pésimo estreno en la Liga. Sin embargo, el tiempo marcha contra Heynckes, cuyo futuro debería quedar decidido en las tres próximas citas del calendario: el domingo en el Calderón y después, con las visitas de Rayo Vallecano y Espanyol, dos rivales directos en la lucha por la permanecia.
El público que asiste a los entrenamientos del Athletic en Lezama es parte del termómetro social del club. Jubilados, ociosos, padres e hijos o admiradoras a la caza de un autógrafo suelen citarse tras las vallas del complejo deportivo. Ayer por la mañana, los profesionales rojiblancos se ejercitaron absolutamente solos, hecho nada frecuente. No fue la lluvia lo que ahuyentó a la hinchada. La víspera, los integrantes de las numerosas peñas que el Athletic mantiene en la ciudad guipuzcoana de Irún se marcharon a sus casas incrédulos tras la eliminación de su equipo a manos de un Segunda B. 'Con lo que cobran, al menos podrían correr'.
El conjunto de Heynckes perdió el miércoles la posibilidad de engancharse a una razón para ilusionar a su masa social. O peor aún: dejó pasar la ocasión de ilusionarse a secas. No todos cargan contra Heynckes, visto que los que no corren sobre el césped son los propios futbolistas. La perspectiva inmediata de futuro del Athletic pasa ahora mismo por amarrar la salvación, olvidado el sueño de retomar su viejo idilio con la Copa (23 títulos) o de pelear por una plaza europea, las dos grandes apuestas que la directiva que preside Javier Uria expuso con el nuevo curso. 'Sólo nos queda agachar la cabeza y trabajar', dijo ayer Del Horno, uno de los menos afortunados en la cita ante el Real Unión.
Esta última semana, tanto Jupp Heynckes como el presidente Javier Uria, se habían aplicado en recordar la importancia que tenía superar sin traumas la eliminatoria de dieciseisavos de final, convencidos de que un éxito resultaría balsámico o, al menos, distraería el malestar de la afición. 'Nuestro objetivo es recuperar todo lo que hemos sido en la Copa', avisó el máximo mandatario rojiblanco el martes. Un día después, su equipo jugó al trote y cayó eliminado. Tanto Uria como su director deportivo, Andoni Zubizarreta, defienden la figura de Heynckes (que rehusó hablar ayer), a quien cada vez acorralan más las críticas.
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