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Caruana espera hoy un 'voto masivo' contra la soberanía compartida y por la autodeterminación

Nadie ha hecho en Gibraltar campaña en contra de la opción del Gobierno del Peñón

'El pueblo de Gibraltar rechazará hoy masivamente, y por principio, cualquier modelo de soberanía compartida sobre su territorio', con un voto que expresará, además, el derecho de autodeterminación de los gibraltareños 'violado' por el ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, el pasado 1 de julio en su célebre declaración ante el Parlamento británico. Así lo aseguró ayer el ministro principal, Peter Caruana, al presentar a la prensa el 'referéndum', no reconocido por el Reino Unido, al que han sido convocados los 20.683 gibraltareños en edad de votar.

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La pregunta sometida a consulta -'¿aprueba usted el principio de que el Reino Unido y España puedan acordar compartir la soberanía sobre Gibraltar?'- ha suscitado mucho menos entusiasmo que la expresión de britanismo solicitada por Londres el 10 de septiembre de 1967, cuando, con ocasión del único referéndum oficial celebrado en la colonia, sólo 44 de los 12.757 votantes inscritos se pronunció por la adhesión a España frente a 12.182 que optaron por la libre asociación con Gran Bretaña. Otros 531 gibraltareños se abstuvieron.

La escasez actual de banderas gibraltareñas y británicas en las ventanas del Peñón y la ausencia general de manifestaciones callejeras relacionadas con la consulta en estas vísperas del voto, no indica una decadencia del nacionalismo llanito, según observadores como el director del Gibraltar Chronicle, Dominic Searle, sino que deriva del carácter 'frío' de una pregunta más dirigida contra Londres que contra Madrid, ya que los gibraltareños consideran que es Straw el que tiene obligación de no entrar en arreglos sobre la soberanía del Peñón, y referida a un hipotético acuerdo hispano-británico que no se ha alcanzado.

Estos puntos débiles de la consulta, destacados ayer tanto por el primer ministro británico, Tony Blair, como por Straw y su colega española, Ana Palacio, son los mismos que esgrimen los escasos gibraltareños contrarios al referéndum. Entre ellos se cuenta el suegro de Caruana, Joseph Triay, que el pasado martes expresó a The Times su preocupación porque el creciente enfrentamiento con el Reino Unido y España terminen minando la prosperidad de los gibraltareños.

Otras figuras prominentes de la vida económica y política de Gibraltar comparten ese temor. Sin embargo, nadie ha hecho públicamente campaña en contra de la consulta ni en contra del no a la soberanía compartida que pide el ministro principal. 'No existe un clima abierto para un debate racional', afirma una de esas personas, que pide el anonimato porque 'Gibraltar es muy pequeño y es fácil verse atacado o topar con la negativa de alguno de los muchos permisos que aquí hacen falta para todo'.

Estos críticos sostienen que el referéndum va a enrarecer las relaciones del Peñón con la metrópolis colonial y con los españoles cuando sería imprescindible llegar a un entendimiento tanto con Londres como con Madrid a fin de introducir las reformas del paraíso fiscal requeridas por la UE y la OCDE de modo que pueda seguir siendo competitivo.

Caruana dijo ayer en rueda de prensa que la campaña del referéndum ha sido totalmente libre y sugirió que las denuncias en sentido contrario son el recurso habitual que se utiliza 'en España cuando se quieren negar las realidades del pueblo de Gibraltar'. 'Los días de los años sesenta en que por defender una opción política había que pagar un precio, son cosa pasada', añadió, refiriéndose al hecho de que su suegro y otros llamados palomos, por defender la negociación con España, tuvieran que dejar el Peñón en 1968 a raíz de que grupos de manifestantes quemaran sus propiedades.

En cuanto al fondo de las críticas, el ministro principal aseguró que Tony Blair 'ya ha dicho que no habrá represalias' contra Gibraltar, y confió en que 'el Reino Unido y España no opten por sabotear la economía gibraltareña con el apoyo de la Unión Europea'.

Una fórmula inaceptable

Caruana presentó su consulta como una reacción al anuncio de Straw en julio de que Londres y Madrid habían 'llegado a un acuerdo de principio para compartir la soberanía' del Peñón. El ministro principal dice que se sintió en la necesidad de rechazar una fórmula inaceptable, 'porque la soberanía compartida no ha funcionado nunca en la historia ni funcionará nunca', y de 'proteger a los gibraltareños' frente a un intento de engañarles para imponerles una política de hechos consumados.

'Quien, como Aznar, ha izado una bandera tan grande en una plaza de Madrid, no puede venir aquí a decirnos que la soberanía es un concepto insignificante', señaló Caruana.

El ministro principal fue mucho menos preciso cuando se le formuló la pregunta de qué hará tras el voto de hoy, cuyo resultado está cantado. El líder de la oposición gibraltareña, Joe Bossano, declaró ayer a este diario que Caruana se ha comprometido con él a impulsar una reforma de la Constitución mediante la cual los llanitos sostienen que pueden llegar a autodeterminarse. Pero el ministro principal, consciente de que Londres no facilitará esa reforma contra la voluntad de España y de que tiene que cortar la proximidad política con Bossano desarrollada durante la campaña del referéndum, dijo ayer simplemente 'que se verá' y que todavía no tiene nada decidido.

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