La ecuatoriana Felicitas Melva declara que no dio a luz en un hospital por temor a que le cobrasen
La Audiencia de Madrid juzga por segunda vez a una mujer acusada de matar a su hija
La Audiencia de Madrid juzga desde ayer a Felicitas Melva Cañar Camacho, ecuatoriana de 25 años, por el presunto asesinato de su hija recién nacida en el madrileño parque del Retiro. Melva fue juzgada el 27 de noviembre de 2001 y condenada a 17 años de cárcel, pero el pasado 5 de marzo el Tribunal Superior de Justicia de Madrid obligó a repetir el juicio por 'indefensión'. Durante la primera sesión del juicio, la acusada declaró que no fue a dar a luz a un hospital por temor a que le cobrasen, como ocurre en su país.
A las 13.00 horas de ayer, la Audiencia de Madrid inició la repetición del juicio a la inmigrante ecuatoriana Felicitas Melva Cañar Camacho. Melva residía en España desde hacía ocho meses cuando el 11 de noviembre de 2000 su embarazo, fruto de una violación en Ecuador, le llevó a un parto inesperado en el parque del Retiro. En el alumbramiento murió el bebé. Tras dar a luz, introdujo el cuerpo de la criatura en unas bolsas de plástico y lo abandonó entre unos arbustos. Después se marchó a su casa 'como pudo'. Unas amigas llevaron a Melva a un equipo quirúrgico de la calle de Montesa, y allí, mientras era asistida por los facultativos de un desgarro vaginal posparto, confesó la muerte de la niña. Sobre ella pesa la acusación de asesinato. Melva siempre ha mantenido que su hija nació muerta y que en el momento del alumbramiento ella perdió el conocimiento.
Ayer era la segunda vez que ocupaba el banquillo de los acusados. Ya lo hizo el 9 de noviembre de 2001. El 27 de ese mismo mes fue condenada por asesinato. Pero el pasado 5 de marzo el Tribunal Superior de Justicia de Madrid concedió a la mujer otra oportunidad para mostrar su inocencia.
Lágrimas en los ojos
Visiblemente nerviosa y con lágrimas en los ojos, Melva relató, a preguntas del fiscal, ante el jurado cómo aquella mañana del 11 de noviembre de 2000 mientras viajaba en el metro con un amigo comenzaron los dolores de parto. Se apeó en la estación de Diego de Leon para ir a su domicilio, pero se perdió y se encontró en el parque del Retiro. Entonces recordó la existencia de una iglesia próxima. Allí pensaba acudir para que le ayudaran, pero no tuvo tiempo. Quiso cruzar el parque para acortar las distancias, pero el parto comenzó. En una pequeña cima del parque, se bajó los pantalones hasta las rodillas y entre fuertes dolores dió a luz. Después, 'todo se puso negro' y se desmayó. Al despertar observó que su niña estaba en el suelo, 'fría, llena de sangre y no lloraba; estaba muerta'. Tiró del cordón umbilical para extraer la placenta de su útero e introdujo el cuerpo del bebé entre dos bolsas de plástico 'para que no la picoteasen los pajaros'. Luego abandonó el cadáver 'con la intención de volver a recogerlo', explicó. 'No fui a ningún hospital porque en Ecuador hay que pagar para que te atiendan, y yo no tenía dinero', contestó a preguntas del fiscal.
De repente, sin más, sentenció: 'Si no hubiera querido tener a mi hija hubiera hecho algo antes de llegar al parto', en referencia a un posible aborto. En la sala de la Audiencia se hizo un largo silencio y el fiscal dió por concluido su interrogatorio. Antes de cerrar su intervención hizo constar al juez y al tribunal del jurado las posibles contradicciones de la declaración de Melva, en relación con las efectuadas en la instrucción del caso.
En el juicio se han incorporado tres nuevas pruebas, que prolongarán las sesiones hasta el lunes. El fiscal presentará dos planos aportados por la Guardia Civil en los que se explican los recorridos de Melva hasta llegar al Retiro y otro que traza su deambular hasta el lugar del parto. La otra prueba es la inclusión de dos informes de un pediatra y un médico de familia aportados por la defensa.
La abogada de Melva, María Luz Bleda, ha pedido la libre absolución de su defendida por estimar que la mujer no tuvo nada que ver en la muerte de la niña. La abogada ha adelantado que si el jurado emite un veredicto de culpabilidad intentará conseguir una eximente incompleta por enajenación mental transitoria. El fiscal solicita 20 años de cárcel por un delito de asesinato.
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