El caudal del Ebro durante el último año ha sido el más bajo desde principios del siglo XX

Un total de 4.085 hectómetros cúbicos fue la media de agua que llevó el río Ebro a su paso por Tortosa entre octubre de 2001 y septiembre de 2002. Se trata de la cifra más baja de toda la historia del río, registrada por la Confederación Hidrográfica del Ebro desde 1913. Un dato que no resulta precisamente halagüeño en las tierras del Ebro, que ven una grave amenaza en el Plan Hidrológico Nacional (PHN), y que viene a respaldar las alegaciones de los municipios ribereños, basadas en la inexistencia de un caudal suficiente para trasvasar.

El autor de las alegaciones del frente institucional, Josep Maria Franquet, teniente de alcalde de Tortosa y profesor de Hidráulica de la Universidad Internacional de Cataluña, explica que los últimos caudales del río revelan una curva descendente 'que, de seguir una progresión matemática estadística, podría llegar a señalar un aporte de agua cero en los próximos años, lo que no quiere decir que vaya a pasar'.

El científico tortosino, que abandonó el PP después de la presentación por el Gobierno de su plan hidrológico, recuerda que el PHN calcula los trasvases hacia Barcelona y Levante con una media de 11.765 hectómetros cúbicos, 'que no existen, por lo que todos los cálculos hechos a partir de ahí son erróneos'.

Para buscar cifras próximas a los 4.085 hectómetros cúbicos hay que remontarse a años especialmente secos, entre 1988 y 1990, en los que se registraron 4.756 (1988-89) y 4.283 (1989-90). Y los 4.085 distan mucho de los 12.630 del pasado ejercicio, un año de avenidas, pero también de la media habitual del río en los últimos años, de entre 7.000 y 8.000 hectómetros.

Caudal insuficiente

Por ello los municipios de la cuenca del Ebro consideran en sus alegaciones al estudio de impacto ambiental del PHN que para el delta el caudal de compensación, fijado en 100 metros cúbicos por segundo, 'resulta insuficiente, como indica el propio organismo rector del parque natural y las alegaciones presentadas en su día por la Generalitat'. Según las consideraciones del frente institucional, los caudales regulados deberían ser del orden de 300 metros cúbicos por segundo y de 350 metros aguas arriba del azud de Xerta-Tivenys. Estas cifras tampoco deberían ser constantes, sino adaptadas a las condiciones naturales del río y las estaciones del año.

Los ayuntamientos exigen la realización de un estudio 'previo, riguroso y ecuánime' sobre los caudales regulados, 'teniendo bien presente el comportamiento actual del río', que debería ser un documento básico del PHN. El caudal ecológico debería evitar el avance de agua salada procedente del mar por el cauce del Ebro, amenazado, en caso contrario, de convertirse en una ría.

Entre las objeciones de los municipios destaca, asimismo, la predicción de que en el año 2012 'las demandas de agua en el tramo inferior del río pueden ser superiores a las aportaciones medias anuales', lo que, con el PHN ya en curso, puede afectar gravemente a la agricultura de la zona y al ecosistema. Asimismo en las alegaciones se considera contradictorio facilitar la ampliación y de regadíos agrícolas para productos excedentarios, cuando las políticas europeas y de la Organización Mundial del Comercio demandan reconversiones del sector agrícola.