Primicia fantástica

De la muy extensa obra escrita por el erudito Gayo Plinio Secundo nos queda su Historia Natural en 37 libros, un ameno, abigarrado y pintoresco centón enciclopédico que abarca los varios ámbitos del mundo natural, con todas sus criaturas y sus prodigios. De tan vasto repertorio aquí se traduce una cuarta parte, es decir, nueve libros (VIII a XI y XXVIII a XXXII). Los cuatro primeros tratan de los animales y los otros cinco de los remedios naturales. Es decir, zoología y farmacopea. Aunque Plinio intentó componer una enciclopedia recogiendo todo tipo de noticias de otros escritores sabios, no era un científico, sino un erudito impulsado por una omnívora curiosidad, con muy variopinta información libresca y una irrestañable grafomanía. Su erudición zoológica parte de los tratados de Aristóteles, pero, a diferencia del Estagirita, amontona sobre esos datos reales todo tipo de noticias fantasiosas, destiladas de infinitas lecturas. El resultado es un mamotreto en el que abundan los seres fabulosos y que ha provisto de monstruos a muchos manuales de zoología fantástica, desde la Edad Media hasta Borges.

Italo Calvino recomienda la lectura de Plinio -en Por qué leer a los clásicos- y dice. 'Podemos distinguir un Plinio poeta y filósofo, con su sentimiento del universo, su pathos del conocimiento y del misterio, y un Plinio coleccionista neurótico de datos, compilador obsesivo que sólo parece preocuparse de no desperdiciar ni una anotación de su mastodóntico fichero'. Plinio tenía una intención sistemática, pero se desviaba con facilidad. Así al tratar de los animales comienza con los terrestres y más grandes, el primero el elefante, sigue con los acuáticos, luego los volátiles, y acaba con los insectos y pequeños bichos. Concluye el libro XI con apuntes de anatomía comparada. Sobre un fondo aristotélico, pasa revista a los trazos más vistosos de la morfología animal.

A Plinio le interesaba menos contar la verdad que glosar la variedad prodigiosa del mundo. Si bien critica a los magos, no duda en recoger todas las recetas mágicas de una farmacopea más folclórica que médica, 'una mina incomparable de supersticiones'. (Es realmente estupendo cuando cuenta los remedios que pueden sacarse de la hiena y del cocodrilo, por ejemplo). Los remedios mágicos suelen ser de este calibre: 'Los sesos de búho con grasa de oca dicen que cierran maravillosamente las heridas; en cambio, para las úlceras malignas, ceniza de pata de carnero con leche de mujer, empapando cuidadosamente las compresas; y cárabo cocido en aceite, al que, una vez reducido, se añade manteca de oveja y miel', o bien: 'Para el vitíligo... linimento de moscas con raíz de agrimonia, excremento blanco de gallina, conservado en aceite rancio en una cajita de cuerno, sangre de murciélago, hiel de erizo en agua'. ¡Mil recetas para cualquier apuro!

La Naturalis Historia se tradujo entera al castellano en el siglo XVI y en el XVII (véase la reedición en Visor, 1999). Hace poco ha iniciado una nueva versión, por A. Fontán y otros, la Biblioteca Clásica Gredos (en dos tomos los seis libros iniciales). En bolsillo, Plinio es una grata primicia para aficionados a las misceláneas fantásticas.

Historia Natural. Gayo Plinio Secundo. Edición de Josefa Cantó, Isabel Gómez Santamaría, Susana González Marín y Eusebia Tarriño. Cátedra. Madrid, 2002. 876 páginas. 15,65 euros