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Reportaje:

El 'debut' del ministro en el Liceo

Federico Trillo analiza en el coliseo lírico barcelonés la relación entre Shakespeare y Verdi

Pese a sus tablas en el estrado parlamentario, el ministro de Defensa, Federico Trillo, no ocultó anoche sus nervios ante algo más de un centenar de aficionados a la ópera -entre los que figuraban el general jefe de la Región Militar Pirenaica, Luis Alejandre Sintes; el director general del Liceo, Josep Caminal, y el presidente del grupo parlamentario del PP en Cataluña, Alberto Fernández Díaz- que acudieron al Liceo de Barcelona a escuchar su conferencia Shakespeare en la concepción dramática de Verdi, organizada por la asociación Amics del Liceu. 'Hablar en el Liceo me impresiona y me conmueve más que hacerlo en mi propio medio, el Parlamento', dijo el ministro sobre su debut en el coliseo lírico de La Rambla impostando una voz baritonal, como si inconscientemente quisiera aproximarse más a los personajes de Macbeth, Yago y Falstaff, a los que Verdi dio voz de barítono en sus tres óperas inspiradas en las obras del dramaturgo de Stratford-upon-Avon.

La documentadísima conferencia del ministro llegó a apabullar a más de uno

Loco por Shakespeare, al que convirtió en el motor de su tesis doctoral, publicada bajo el título El poder en los dramas de Shakespeare (Espasa Calpe, 1999), Trillo ha hallado en Verdi una alma gemela de aquél, ya que, a su juicio, 'estaban llamados a encontrarse por la fuerza del destino'. Tal es su pasión por 'el bardo', como reiteradamente el ministro se refiere a Shakespeare, que ya está trabajando en un nuevo ensayo sobre el compositor italiano y el dramaturgo inglés.

Pese a que el marco era la sala de ensayo del Coro del Liceo, en la tercera planta del teatro, que anoche acogía una función de ballet, el ministro no se tomó su debut a la ligera. Saludó con un 'moltes gràcies' y un 'bona nit', previamente ensayados, y tras romper el hielo con su frase sobre la impresión que le causaba hablar en el Liceo, enfiló decidido su discurso agarrado firmemente a los 30 folios que llevaba escritos. Con afán didáctico, resumió esquemáticamente los puntos que iba a abordar: desde las primeras adaptaciones operísticas de obras de Shakespeare, en el barroco, siglo XVII, hasta culminar en la unión de Shakespeare y Verdi, en pleno romanticismo, a mitad del siglo XIX.

Trillo apenas dejó margen a la improvisación, como si temiera que los veteranos aficionados que acudieron a escucharle pudieran reprocharle algún desliz a alguien con menos años de militancia operística que ellos. Pero lo cierto es que la documentadísima conferencia que leyó el ministro, llena de fechas, datos, citas y minuciosos análisis musicales, llegó a apabullar a más de uno.

Cerca del final, y ya más suelto, se permitió introduir algunas opiniones personales. Al llegar a Otello, drama al que Verdi puso música en 1887, calificó a Yago, el malvado e intrigante personaje que atormenta a Otello introduciendo en él la duda de la fidelidad de su esposa, Desdémona, a la que acaba matando, como un ser 'frustrado, un resentido y xenófobo que no quería que nadie lograra el poder que él no pudo tener'.

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Y remató su parlamento emulando a Shakespeare: 'El libreto de nuestras vidas todavía está en nuestras manos y en el impulso de nuestro corazón'. Tras pronunciar esta frase, la sala de ensayos del Coro del Liceo atronó en una larga ovación. El ministro había ganado la batalla en su debut en el Liceo.

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