Alicante sufre tantos robos como toda Cataluña

Los datos del Ministerio del Interior equiparan el número de robos denunciados en viviendas de la provincia de Alicante -5.629- al de toda Cataluña (5.630). El comisario provincial de Alicante, Baldomero Araújo, explicó ayer que la estadística que maneja la Secretaría de Estado para la Seguridad mete en el mismo saco tanto los pequeños hurtos en habitaciones de hotel como los robos en el interior de las viviendas.

Araújo achacó el incremento de este tipo de delitos al elevado número de pequeños robos en establecimientos hoteleros de Benidorm y su área de influencia. Sin embargo, el responsable policial aseguró que la ciudad de Alicante, donde residen cerca de medio millón de personas, está 'muy por debajo' de la media nacional en robos en pisos. 'Hay muchos días que no se registra ningún robo en viviendas de la capital', resaltó.

La situación, según el comisario, empeora en otras grandes ciudades alicantinas como Elche y Elda, donde la mayoría de los robos se producen en casas de campo, y en Torrevieja, ciudad al sur de la provincia, donde más de la mitad de las viviendas permanecen desocupadas buena parte del año.

El sindicato Unión Federal de Policía (UFP) tiene otra versión sobre el desmesurado aumento de este tipo de delincuencia. El portavoz de la UFP en Alicante, José Bujalance, ve una relación de causa-efecto entre el descenso inversor en dotaciones policiales para esta provincia y el aumento de los delitos en general y de los robos en viviendas en particular.

La inversión global para la policía en Alicante ha pasado de cerca de un millón de euros en 1996 a poco más de 94.000 euros en 2001, según cifras aportadas ayer por la UFP. Los últimos datos sobre la vivienda que maneja la Generalitat valenciana, dados a conocer ayer en Alicante, indican que cuatro de cada diez casas de esta comunidad son de segunda residencia y, por tanto, permanecen vacías gran parte del año. Este porcentaje es superior en Alicante que en Valencia y Castellón.

Fuentes policiales sostienen que el elevado número de pisos y chalés deshabitados y desperdigados por urbanizaciones semivacías a lo largo del extenso litoral alicantino hace más fáciles los robos en las viviendas.