Al Madrid le faltan 'Raúles'

La púrpura de Ronaldo parece haber contrariado más de la cuenta al Real Madrid, que se ha calado de forma imprevista: una victoria -los mágicos minutos del brasileño ante el pachucho Alavés- en los últimos seis partidos. El tibio AEK de Atenas, en dos ocasiones, tres modestos españoles -Valladolid, Racing y Villarreal- y el notable Betis han apagado la estrella de un equipo que se decía destinado a tocar el cielo cada semana. Lo que iba a resultar una tromba galáctica ha resultado, de momento, un tránsito por un paisaje lunar. De bache en bache, el Madrid se desgañita cada jornada en proclamar una excusa nueva. Que si un árbitro en Valladolid, que si un misterioso virus FIFA por un bolo con Paraguay a tres horas de Madrid que deriva en un bochornoso desfile por El Sardinero, que si el peso de Ronaldo... Nada que justifique seriamente la fantasmal presencia del brasileño en los partidos, las dejaciones defensivas de Roberto Carlos, la poca capacidad antiaérea de Hierro y Helguera o el paso perezoso de Zidane cuando hace las maletas. Sólo una certidumbre: nada duele más al Madrid que las pupas de Raúl.

Con Raúl en marcha, el Madrid se sobrepuso en Atenas al efecto Tsartas y él mismo, con sus goles, rescató un punto en medio partido en el Ruiz de Lopera y se inventó un tanto en Zorrilla cuando su equipo jugaba con uno menos. Raúl es mucho Raúl, y no sólo por su condición depredadora dentro de la cancha. Raúl es mucho más que eso, destila un aire ganador contagioso para sus compañeros y representa como nadie las entrañas de una institución que siempre ha presumido -en unas épocas con más motivos que en otras- de su carácter irreductible. Sin el grado de febrilidad que aporta Raúl, el Madrid se ha quedado pálido, a merced de la pasarela de sus muchas estrellas, grandísimos jugadores, pero no siempre el talento resulta suficiente. A la espera de que Raúl regrese en plenitud, el Madrid pasa por la Liga como un vagabundo, sin rumbo fijo y con dos huesos a la vista: el Roma y el Deportivo.

Mientras, la gran resurrección de la década se ha producido en San Sebastián, donde 21 años después de alcanzar la máxima gloria, la Real anda disparada. Su agónica y trabajadísima victoria ante el Racing le ha permitido abrir un hueco en cabeza. ¡Vaya contraste con sus tres vecinos!: Athletic, Alavés y Osasuna, hundidos en el furgón de cola.