Visita al infierno en plena crisis
Mauro Silva recuerda sus grandes días ante el Madrid, que en la última década ha pasado un calvario en Riazor

'Nos está pudiendo la ansiedad'. La confesión realizada ayer por Míchel Salgado vino a ratificar todas las impresiones tras la derrota del miércoles ante el Roma: las alarmas están a punto de saltar en el Madrid. Su paupérrimo balance en el último mes y medio -sólo una victoria en siete partidos- ha situado en una encrucijada al cuadro de Del Bosque, sometido a unas exigencias proporcionales a las enormes expectativas que despertó tras el fichaje de Ronaldo. En ese estado de ansiedad, el Madrid acude mañana a Riazor, un escenario que evoca en el equipo blanco recuerdos infernales: no gana allí desde hace 11 años y en sus diez últimas visitas ha reunido un voluminoso saco de 27 goles en contra.
Para aprender lecciones de cómo se vapulea al Madrid, pregunten a Mauro Silva. Desde que el brasileño llegó al Deportivo, en 1992, el equipo blanco ha vivido como un martirio cada visita a Riazor, adonde regresa mañana obligado a zanjar los presagios de crisis. Mauro, persona de modales diplomáticos, no se sorprende de la pésima estadística del Madrid en el estadio del Deportivo: 'A todos los equipos grandes les sucede lo mismo. A nosotros y al Barcelona, en el Bernabéu; y al Madrid, aquí y en el Camp Nou. Es más fácil que nos sorprenda en casa un modesto que un grande, porque en esos casos todo el mundo se mentaliza mucho y el factor campo suele ser decisivo'. Así y todo, los partidos contra el Madrid en Riazor han proporcionado algunos de los mejores recuerdos en la larga carrera de Mauro.
- 92-93. Depor, 3; Madrid, 2. La desgracia de Rocha. 'Es el partido que mejor recuerdo, porque era la primera vez que jugaba contra el Madrid. Nada más empezar, ellos se pusieron dos goles por delante. Parecía imposible remontar, pero acabamos ganando con un gol de Rocha en propia meta. El Depor empezaba a despuntar, y a mí me marcó mucho aquel triunfo'.
- 93-94. (4-0). Risas con Claudio. 'Bebeto y yo no jugamos porque estábamos con Brasil. Entonces no se retransmitían muchos partidos a Suramérica y sólo pudimos ver los goles. Nos divertimos mucho con las celebraciones tan expresivas de Claudio, que marcó dos'.
- 94-95. (0-0). Silbidos. 'Habíamos puesto el listón muy alto y parte del público hasta nos silbó al final. Era el Madrid de Jorge Valdano, compacto y con gente que trabajaba mucho como Zamorano y Luis Enrique. Fue un partido muy disputado'.
- 95-96. (3-0). 'Bebetomanía'. 'La primera temporada de Toshack. Empezamos jugando muy bien. Bebeto marcó los tres goles. De esos días que disfrutas mucho, como casi siempre contra elllos'.
- 98-99. (4-0). Bronca entre Seedorf y Mijatovic. 'Después de dos temporadas de empates (1-1 y 2-2), empezaron otra vez las goleadas. Jugamos muy bien y ellos estaban tan desconcertados que recuerdo que Seedorf y Mijatovic se pusieron a discutir en medio del campo y delante de todos'.
- 99-00. (5-2). La pasada de Djalminha. 'Aparte de los cinco goles, tuvimos un montón de ocasiones. Quizá de los mejores partidos contra el Madrid. Djalminha estuvo espectacular y nos asombró a todos con la famosa lambretta -una especie de vaselina de tacón-. Le habíamos visto hacer esas genialidades en los entrenamientos, pero no nos podíamos creer que lo intentase en un partido como ése'.
- 00-01. 2-2. Palos y más palos. 'Jugamos muy bien en la primera parte, pero el Madrid llegó dos veces y marcó. Hélder metió en propia meta y a mí me pitaron un penalti que no era. Intuí que Guti quería acomodar el balón para tirar con la zurda, le entré, le quité la pelota y él se cayó. Lo teníamos muy cuesta arriba, pero en la segunda parte volvimos a superarlos y empatamos. Con todo, nos quedamos con mal sabor de boca porque fuimos mejores y disparamos cuatro veces a los palos'.
- 01-02. (3-0). Mucho morbo. 'Nos jugábamos quedar segundos y eludir la fase previa de la Champions. Había mucho morbo porque veníamos de ganar la Copa en el Centenario del Madrid. Ellos estaban más pendientes de la final de la Liga de Campeones, que jugaban unos días después, y reservaron a Raúl y a Hierro. Los volvimos a superar claramente'.

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