'Lo adolescentes africanos tienen ansia de estudiar'
Javier Reverte (Madrid, 1944) acaba de regresar de un viaje de tres meses por el Amazonas que le ha dejado como recuerdo imborrable una malaria que le ha tenido postrado en un hospital de Brasil casi un mes. Aún convaleciente y algo desmejorado, el escritor acudió esta semana a Bilbao para hablar del libro que cierra su trilogía sobre el continente africano, Los caminos perdidos de África (Plaza y Janés).
Pregunta. ¿Qué añade este libro a los dos anteriores sobre el continente, El sueño de África (1996) y Vagabundo en África (1998)?
Respuesta. Un punto de vista diferente. En los siete años que han pasado desde que publiqué el primero he ido apreciando cada vez más el contacto con la gente. Éste es un libro más viajero. Y hay mucho más humor, porque en el viaje me pasaron muchas más cosas curiosas.
P. Quizá ya estaba más relajado.
R. En los viajes, siempre me equivoco mucho y en éste me perdí mucho, sobre todo en Etiopía.
P. Ha recorrido Etiopía, Sudán y Egipto, tres países muy distintos.
R. Sí, pero a los tres les une lo que da título al libro, que son países perdidos. Etiopía es el único país no colonizado de África negra, con una gran cultura, con lenguaje escrito, una monarquía que se extiende en el tiempo...
P. Todo eso en occidente se desconoce. Lo que se sabe de Etiopía son las hambrunas.
R. Hay muchas hambrunas y mucha muerte, sobre todo en el sur. Pero al tiempo es un pueblo bastante más desarrollado culturalmente que el resto del África negra. También tienen unas leyendas que son pura fantasía. Por ejemplo, están convencidos de que tienen el arca perdida y las tablas de la ley, cuando todo el mundo sabe que las tiene Indiana Jones (Risas).
P. ¿Cómo ha cambiado su idea de África tras estos viajes?
R. Al principio, tenía una idea más romántica del continente. Ahora veo el África real, el de las dos caras. Es el lugar más hermoso de la tierra, es el paraíso. Y al tiempo es el lugar más terrible, en miserias y en hambrunas.
P. ¿Y sus gentes?
R. Son increíblemente generosos y solidarios, por su solidaridad y generosidad. Y sobre todo y a pesar de la miseria, tienen alegría, algo que no encuentras en otros lados.
P. ¿Qué personaje le impactó más?
R. Un chaval etíope de 15 años, con el que vi algo muy común en África: los niños que quieren estudiar y no pueden porque no hay dinero para que estudien. Esos niños se matarían por estudiar. Tienen tal ilusión que uno piensa en esos chavales en España que pueden hacerlo gratis y no tienen ganas. Me dan ganas de darles una patada en el culo.
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