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El clan que convirtió una causa en terrorismo

Movsar Baráyev, jefe de los secuestradores, seguía los pasos de su tío, uno de los comandantes chechenos más feroces

Tenía 25 años y se llamaba Movsar Suleimanov. El jefe del comando que ha tenido en vilo a Rusia durante tres días, desde el pasado miércoles, era un hombre moreno, de rasgos finos, apariencia calmada, casi indiferente, a juzgar por las imágenes filmadas por el equipo de la televisión rusa NTV en el interior del teatro de la calle Melnikov de Moscú. Usaba el apellido Baráyev en homenaje a su tío, Arbi Baráyev, hermano de su madre y jefe guerrillero muerto en abril de 2001 en su localidad natal, Aljan-Kala, al oeste de Grozni, durante una operación del Ejército ruso.

¿Soñaba Movsar con convertirse en un héroe? En Chechenia, una sociedad de clanes y antiguas tradiciones, pero dislocada por la guerra y el temor a la delación, los Baráyev tienen una reputación sulfurosa. Arbi Baráyev fue uno de los que, entre 1996 y 1999, en el periodo que separa las dos guerras chechenas postsoviéticas, contribuyeron a sumergir la república caucásica en el caos de los secuestros, el crimen y la deriva del extremismo islámico.

Los rusos dieron por muerto al jefe del 'comando' en otras dos ocasiones

Este periodo de tres años, durante el que Chechenia fue de facto independiente, pero en apariencia ingobernable, preparó el terreno para el conflicto que llevó a Vladímir Putin al poder. La multiplicación de la toma de rehenes, las peticiones de rescate y los asesinatos empujaron a irse a los extranjeros (periodistas, diplomáticos o trabajadores humanitarios) que se asomaban sobre la región. Chechenia fue pronto abandonada a su suerte, una especie de agujero negro en el corazón del Cáucaso.

El nombre de Arbi Baráyev en particular fue mencionado cuando en 1998 se encontraron, en una cuneta, las cabezas decapitadas de cuatro empleados británicos de una sociedad de telefonía móvil que realizaban una instalación en Chechenia. A finales de 2000, el nombre de Arbi Baráyev resurgió en el asunto del secuestro del francés Vincent Cochetel, representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en el Cáucaso Norte.

Numerosos chechenos ven detrás de esas atrocidades la huella de los servicios secretos rusos encargados de desestabilizar la república independentista para devolverla al regazo de Moscú.

¿Teoría del compló? En el año 2000, una investigación del semanario ruso Obchaia Gazeta presentaba a Arbi Baráyev como un bandido reclutado a la vez por los wahabíes (radicales musulmanes suníes) y por el FSB (los servicios secretos rusos). El año pasado, cuando Arbi Baráyev resultó muerto, circuló la versión de que los servicios con los que colaboraba habían decidido suprimir un potencial incordio que sabía demasiado.

Fue entonces cuando Movsar, su sobrino, se puso al frente del grupo armado de Baráyev, llamado el 'regimiento islámico con destino especial'. Combaten a los rusos, participan en ataques de columnas militares. En dos ocasiones, un comunicado oficial ruso anunció la muerte del nuevo jefe de la guerrilla chechena, primero el 25 de agosto de 2001 tras un incidente armado en Argun, después el pasado 12 de octubre, cuando un comandante adjunto de las tropas rusas en Chechenia aseguró que 'Movsar Baráyev ha muerto bajo los bombardeos certeros de la aviaciòn y la artillería rusas', según el diario Moskovskoe Komsomolets.

De Movsar Baráyev se sabe poco, pero la presencia de mujeres veladas entre los asaltantes del teatro moscovita recuerda un episodio convertido en un símbolo por la juventud radical chechena actual: el ataque suicida del 7 de junio de 2000 contra un edificio de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior ruso en Aljan-Iurt, cerca de Grozni, por una prima de Arbi Baráyev, Jala Baráyeva.

La joven se hizo estallar en un vehículo lanzado contra el edificio de la policía, conviertiéndose en la primera mujer kamikaze chechena. Este verano, en los puestos del mercado de Grozni se vendían cintas de música que cantaban su gloria. 'Voy consciente hacia la muerte, en nombre de Dios', dijo Jala Baráyeva, muchos de cuyos familiares habían muerto en la guerra.

Tras la muerte de su tío, el año pasado, Movsar Baráyev hizo el siguiente comentario, publicado en la página de Internet del movimiento radical islámico de los combatientes chechenos (www.kavkaz.org): 'Los federales [el Ejército ruso] quieren presentar la muerte de Arbi como una gran victoria. Creen que la muerte de nuestros comandantes puede llevarles a la victoria. Pero los comandantes convertidos en mártires serán replazados por otras personas. La lucha continuará'.

© Le Monde / EL PAÍS

Varios rehenes liberados, a bordo del autobús que les trasladó desde el teatro donde habían estado retenidos.
Varios rehenes liberados, a bordo del autobús que les trasladó desde el teatro donde habían estado retenidos.REUTERS

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