Málaga, capital con arte
El 25 de octubre del año próximo, en 2003, se abrirán las puertas del Museo Picasso Málaga, que aspira a convertirse legítimamente en uno de los focos culturales más importantes de Andalucía y, por ende, de España. El Museo ofrecerá al visitante 204 obras, rara vez expuestas anteriormente, y con la característica única y diferenciadora de otras pinacotecas picassianas de que mostrará obras del artista malagueño de todas sus etapas y en todas sus expresiones artísticas (óleos, cerámicas, esculturas, grabados...)
Uno de los sueños del pintor, tener un museo en su ciudad natal, se cumplirá por tanto en apenas un año. Ese horizonte temporal le ha planteado al Gobierno andaluz varios retos, con un mismo objetivo: preparar a Málaga para aprovechar las expectativas que la apertura de la pinacoteca está generando.
Desde mi punto de vista, Málaga debe aprovechar la llegada del Museo Picasso en dos aspectos fundamentales: el cultural, obviamente, y el socioeconómico, porque, como bien dice la consejera Carmen Calvo, la cultura puede y debe ser un factor de desarrollo. Por ello, entendemos que este Museo no será sólo un agitador cultural para la ciudad, sino que debe convertirse también en un agitador socioeconómico, principalmente del centro histórico.
En lo cultural, Málaga debe otorgar al Museo Picasso la centralidad de un circuito cultural bien definido, que nos permita incorporarnos con éxito a esa lista de grandes ciudades europeas que están apostando por tematizar sus centros históricos. En este sentido, Málaga atesora una riqueza envidiable, ya que frente a la futura pinacoteca se encuentran el Teatro Romano y la Alcazaba árabe, y muy cerca de ellos la catedral y una de las mejores salas de exposiciones de Andalucía, como es el Palacio Episcopal.
La restauración del Teatro Romano, que actualmente ejecuta el Gobierno andaluz, permitirá a partir de noviembre de 2003 recuperar un gran espacio escénico para la ciudad, ya que posibilitará las representaciones teatrales e incluso musicales, y se unirá así a la puesta en valor del conjunto monumental Alcazaba-Gibralfaro, el más visitado de la ciudad y en el que la Junta de Andalucía ha invertido seis millones de euros para su recuperación.
Frente a esta posición decidida del Gobierno andaluz por crear un circuito cultural de calidad en el casco histórico, el PP lleva a cabo una política cultural que, benévolamente, me atrevería a calificar de surrealista, y no precisamente por su sentido de vanguardia artística.
Así, el PP defiende la ubicación del Museo de Bellas Artes de la ciudad, que acoge a los mejores pintores del XIX, en un edificio donde en su primera planta irían las obras pictóricas y en la segunda planta se mantendría la vivienda del subdelegado del Gobierno. Quizás piensan ofrecer a los turistas una única entrada para ambas visitas.
Más allá de lo cultural, la apertura del Museo Picasso va a tener en Málaga una enorme repercusión socioeconómica, a la que desde el Gobierno andaluz hemos querido contribuir poniendo en marcha una ambiciosa acción de fomento para apoyar económicamente a aquellas empresas que se creen, o amplíen y modernicen sus negocios en el entorno del Museo Picasso, vinculando el hecho artístico a un centro urbano de calidad, en la tradición ya mencionada de las mejores ciudades europeas.
Se trata de una iniciativa que, con el lema genérico de 'Calidad con Arte', encaja en las líneas de lo que se ha definido como segunda modernización ya que pretende contribuir a un amplio proceso de transformación en el centro histórico de Málaga, bajo unos parámetros basados en la Calidad, la Innovación y la Excelencia, requisitos que deberán cumplir los proyectos que se acojan a ella. Además se contemplan, entre otras medidas, cursos de idiomas para los empleados de las empresas del entorno, para que al menos uno de ellos domine un idioma que no sea el español.
Picasso decía que 'la inspiración existe, pero tiene que encontrarse trabajando' y estamos convencidos de que Málaga, con calidad, con arte, estará a la altura que se merece un museo de estas cualidades, cuya creación nunca podremos agradecer suficientemente a Christine y Bernard Picasso, y que seguro que contribuirá también a impulsar, alguna vez, de alguna forma, esa idea tan traída, y nunca afianzada, de la candidatura de Málaga como capital europea de la cultura.
Luciano Alonso es delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía.
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