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Reportaje:

86 años después

Un grupo de astrofísicos rastrea los restos de un meteorito que cayó entre Cabanes y Oropesa en 1916

5 de agosto de 1916. Sobre las 14.15, una bola de fuego surca el cielo desde Tortosa hasta Cabanes. El trayecto concluye con una explosión tan intensa que 10 minutos más tarde su estruendoso sonido es escuchado en el sur de Tarragona, a más de 100 kilómetros al norte de Castellón. Es un meteorito, cuyo impacto con la atmósfera terrestre provocó incluso un ligero temblor en Ulldecona. Ahora, 86 años después, un grupo de astrofísicos de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos investiga la presencia de restos del cuerpo celeste. Tras analizar su posible trayectoria y dimensiones, los expertos (dirigidos por el profesor de la Universitat Jaume I Josep Maria Trigo) intuyen la existencia, entre Cabanes y Oropesa, de piezas que podrían pesar hasta varios kilos.

Por el momento no se han encontrado fotografías ni gravados que permitan aplicar una escala para conocer el volumen del bólido, pero los expertos creen que debió pesar, al menos, una tonelada, una masa considerable para un aerolito que consigue traspasar la atmósfera y llegar a la superficie terrestre. Cada año entran en la capa gaseosa del planeta habitado unas 200.000 toneladas de materia interplanetaria, procedentes de la degradación de asteroides, cometas e, incluso, satélites y planetas, que generan estrellas fugaces. Cuando su destello es similar o superior al de Venus (el planeta más brillante del firmamento) se denominan bólidos.

'Creemos que hay probabilidades de que haya sobrevivido entre un 1% y un 5% del meteorito', explica Trigo. Son varias las publicaciones de la época que relatan el suceso como un hecho extraordinario. La Revista Ibérica, el Diario de Tarragona, y el periódico católico La Cruz destacan el acontecimiento en sus páginas. Otro testigo confirma la fiabilidad de los datos: los astrónomos y meteorólogos del Observatori de l'Ebre contemplaron la estela. Y consta el testimonio del arqueólogo Joaquín Peris, dado a conocer por el historiador Francesc Esteve en el Annuari de l'Ateneu de Castelló en 1995. Aquel día de principios de siglo Peris estaba construyendo una casa de campo con varios amigos en el Prat de Cabanes, cuando les sorprendió un trueno en un día despejado de verano, seguido de una lluvia de piedras con forma de lágrima de apariencia metálica. En su día se pensó que el meteorito había caído al mar, pero la inclusión de fragmentos en la colección arqueológica de Peris demuestra lo contrario. Tras su muerte, no obstante, la colección se desperdigó.

'Por nuestras investigaciones, creemos que pudo entrar en la atmósfera a una velocidad de unos 15 ó 20 kilómetros por segundo y que se fragmentó a unos 20 ó 30 kilómetros de altura respecto a la superficie terrestre', apunta Trigo. 'Su trayectoria fue norte 33, sur, suroeste y, a partir de ella hemos podido concretar una área elíptica de posible impacto entre Cabanes y Oropesa', añade. Hace unos meses, un equipo dirigido por el doctor Pavel Spurny, del Observatorio de Ondrejov (República Checa), pudo recuperar un meteorito caído en Los Alpes después de determinar su recorrido a través de fotografías tomadas desde varias estaciones de la Red Europea de Bólidos.

La incertidumbre se despejará pronto. Y, de lograrse resultados, no sería el primer éxito de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos, un proyecto interuniversitario que mantiene un programa de observación de la actividad meteórica prácticamente continuo desde 1997 y que ha posibilitado la creación del primer registro detallado de las trayectorias seguidas en la atmósfera por los meteoros e incluso la órbita que seguían en el Sistema Solar. Otra iniciativa de la Red es que incluye la colaboración de astrónomos aficionados en su pretensión de 'divulgar la ciencia promoviendo la participación activa'.

Trigo acaba de recibir una mención honorífica (por un artículo en Mundo Científico) en la última edición del Premio Nacional de Divulgación Científica de la Real Sociedad Española de Física. Además, la editorial Enciclopèdia Catalana acaba de publicar, junto con Televisió de Catalunya, la Superenciclopèdia, un libro del que es coautor en su primer volumen, que acerca conocimientos sobre La Tierra y el Universo a los niños en lengua catalana.

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