Pioneros del 1 de mayo
El Museo de Historia dedica una exposición a la huelga general de 1890 en la Farinera del Clot
El jueves 1 de mayo de 1890, los obreros de Barcelona iniciaban una jornada de protesta para reivindicar la jornada laboral de ocho horas. Los sindicatos y asociaciones obreras de la ciudad se unían así al llamamiento de la Segunda Internacional para realizar una jornada de lucha mundial con el fin de mejorar las condiciones laborales. Más de un siglo después, el 1 de mayo se ha constituido como la jornada reivindicativa del derecho de los trabajadores y El Museo de Historia de Barcelona organiza en la Farinera del Clot (Gran Via, 837) una exposición en la que se analizan los acontecimientos transcurridos en la primavera de 1890 y sus consecuencias.
'Tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de educación', ésta era la consigna que animaba a seguir la manifestación del 1 de mayo en Barcelona y así la reflejaba una ilustración de la revista La Campana de Gracia que se reproduce en la exposición 1890, el primer 1 de Mayo y la reivindicación de la jornada de 8 horas. La exhibición se encuadra dentro del ciclo de exposiciones que realiza el Museo de Historia para mostrar el proceso de industrialización de Barcelona. El año pasado se expuso La ciudad de las fábricas y en 2004 inaugurarán La mujer y la fábrica.
La crónica publicada por los diarios de la época describe un día de aguaceros en el que se vivió 'un acontecimiento memorable'. La jornada comenzó con una manifestación a lo largo de La Rambla en la que los obreros seguían un gran estandarte rojo (reproducido también en la exhibición), pero desembocó en una imprevista huelga general que paralizó la ciudad durante cuatro días, a pesar de la acción del ejército.
El recorrido por la exposición comienza con un análisis del movimiento obrero de finales del XIX y una explicación de las condiciones de trabajo en las fábricas barcelonesas. La exposición reproduce postales habituales entonces, como la de niños trabajando (ocho millones de menores trabajan hoy en el mundo según la Organización Internacional del Trabajo), jornadas laborales de 12 horas o la discriminación por sexos (actualmente, el sueldo de una mujer suele ser el 25% inferior al del hombre por trabajos de igual responsabilidad).
Un tercer ámbito del evento recorre, hora por hora, la crónica de los acontecimientos que se sucedieron en la ciudad y el área metropolitana entre el 1 y el 5 de mayo, fecha en la que terminó la huelga general. Una protesta masiva que no consiguió, como explican los paneles que componen la exposición, que se cumplieran sus reivindicaciones (la jornada de ocho horas diarias no se aplicó hasta la II República). Lo que sí logró el primer 1 de mayo fue revitalizar el asociacionismo obrero -hasta 45 asociaciones se inscribieron en los meses siguientes en el Gobierno Civil- y, sobre todo, institucionalizar el día como la jornada de reivindicación de los derechos laborales. Un día que los regimenes totalitarios se fueron luego apropiando. Así, la exposición muestra los actos del 1 de mayo franquista en la plaza de Catalunya, fiesta de San José Artesano o los desfiles en el Moscú soviético. Un último panel permite comparar la lucha de entonces con la de ahora: la reclamación sindical de jornadas semanales de 35 horas y el reparto del trabajo.
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