El Valencia no sabe vivir sin Baraja
El Basilea aprovecha la sustitución del centrocampista, vital en el juego de su equipo, para empatar
El chico para todo, el futbolista total, volvió a sacar al Valencia de un apuro. Baraja fue una vez más el recuperador más eficaz, el orden táctico, el pasador más certero, el atacante más incisivo y hasta el goleador. Tal vez por eso, pese a que acumula más minutos que nadie, Benítez no le concedió descanso en Basilea, como a la gran mayoría. Tal vez por eso no le retiró del campo hasta que la victoria ya estaba en el marcador. Y tal vez por eso lo pagó. Porque el Basilea aprovechó la ausencia del centrocampista en el cuarto de hora final para venirse arriba y empatar. Un resultado que no sella la clasificación del Valencia a la segunda fase, dado el triunfo del Liverpool en Moscú, pero casi, casi.
BASILEA 2| VALENCIA 2
Basilea: Zuberbühler; Haas, M.Yakin, Zwyssig, Duruz; Varela (Rossi, m,.64), Cantaluppi, Ergic, Espósito (Koumantarakis, m.84); H.Yakin; y Jiménez (Tum, m.60). Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Fabio Aurelio; Bufete (Angulo, m.70), Baraja (Marchena, m.75), De los Santos, Kily; Mista y Sánchez (Carew, m.79). Goles: 1-0. M.32. Ergic, de zurdazo raso muy ajustado. 1-1. M.56. Baraja, de gran derechazo desde fuera del área, que Zuberbühler, al poner mal las manos se le va hacia atrás. 1-2. M.72. Curro Torres para con el pecho y tira de puntera y marca. 2-2. M.90. Ergic, tras una falta. Árbitro: Fleischer (Alemania). Amarilla a Baraja, Haas y Hakan Yakin. Expulsó a Ayala (m.87), por doble amonestación. 30.000 espectadores en el St. Jacob Park.
El Valencia se enredó caprichosamente un partido que no escondía demasiados misterios. Sí es verdad que el Basilea en su estadio es más equipo que la frágil versión que se presentó en Mestalla. Pero no tanto, en todo caso, como para provocar tantos problemas al equipo rocoso y hecho que es el Valencia, cuya jerarquía no se discute.
Al Valencia le costó digerir el encuentro. Sobre todo, a Hakan Yakin, un jugador técnico y listo que supo levantar dolores de cabeza desde la zona de entrelíneas. De los Santos no encontró la manera de sujetarle y al final el Valencia acabó por meterse a su costa en unos cuantos líos. El definitivo le pegó en la cara cumplida la media hora de juego. De los Santos se comió un amague de Yakin y éste acompañó su maniobra con una dejada a Ergic, que le dobló por la espalda, y rompió repentinamente todo el sofisticado entramado del Valencia. Al tiro de Ergic, fuerte y ajustado, tampoco encontró respuesta Cañizares.
El 1-0 provocó un estallido en las gradas, que ya a esas alturas habían demostrado vivir el encuentro con más pasión de la imaginada. Pero fue entonces cuando el Valencia se atrevió a dar un puñetazo encima de la mesa. Habló con toda claridad a través de un zapatazo de Baraja, de largo el mejor de cuantos pisaron el césped suizo. Baraja, eso sí, se encontró un amigo en el portero Zuberbühler, que se comió el remate con unas manos blandas impropias de la altura de la competición.
El empate deprimió a los suizos, que alcanzaron el descanso tirándose de los pelos. El Valencia llegó ileso en el marcador, pero insatisfecho. Las rotaciones -hasta seis cambios en la alineación- le habían debilitado en exceso, sobre todo en lo que a Albelda -cómo le echó de menos Baraja- y Aimar, sin el que el Valencia pierde la mitad de su talento.
Pero el Basilea, por mucho peligro cierto que representara Yakin, el derroche de los interiores (Varela y Espósito) y la batalla del punta Giménez, no justificaba un Valencia tan plano. Muy al contrario, la defensa suiza, aunque ordenada, era una constante invitación a ser atacada. En cambio, los chicos de Benítez, por sus obligaciones destructivas, no se arrancaban. Sólo lo intentaba, cómo no, Baraja.
Algo cambió en la segunda parte, en la que al menos la pelota comenzó a ser mayoritariamente del Valencia. El Basilea redujo todo su fuego a los contragolpes, pero el equipo español siguió espeso, viviendo de lo que daba de sí Baraja, a quien Zuberbühler privó del segundo gol con una parada que redimió de su cantada en el primero. Y ciego en punta, zona en la que tanto Sánchez como Mista se reivindicaron para volver al banquillo.
También De los Santos, aunque maquilló finalmente su mala noche con el pase del gol que adelantó al Valencia: un globito, que Curro Torres, tras asomarse dentro del área, bajó con el pecho y empapeló luego con un toque de puntera. Un tanto que Rafa Benítez interpretó, pese a que aún restaba un cuarto de hora, como el punto final del partido: decidió concederle entonces un rato de reposo a Baraja. Pero el chico para todo, visto lo visto, no puede faltar.
Así lo entendió el Basilea, que aprovechó la concesión para venirse arriba y dedicarle al rival 15 minutos de apreturas. El Valencia respondió al suplicio con la violencia de costumbre y acabó, además de desquiciado y encerrado, con diez. Se fue Ayala y el Basilea encontró premio a su insistencia en un error garrafal del Valencia, que dejó solo a Ergic frente a Cañizares en una falta al borde del área.
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