El Villarreal baila al Deportivo

Cargado de fe y de constancia, el Villarreal bailó a un Deportivo que quiso vivir de la nada. En concreto de un gol afortunado de Víctor al comienzo del partido. El cuadro gallego marcó y se echó a la bartola descaradamente, como si el rival no existiera. Como si jugara contra nadie. Pero existía. Al otro lado, había alguien. Al menos en la segunda parte. Superadas las dudas iniciales, el equipo de Benito Floro, en plena transformación de su personalidad, insistió e insistió hasta que descubrió la generosidad del Depor: primero le ofreció un gol en propia puerta, tras disparo envenado hacia atrás de su defensa César, después un penalti por unas manos innecesarias del otro central, Naybet, y, finalmente, la mala respuesta del meta Juanmi al penalti lanzado por Víctor. Cúmulo de errores gallegos que no desmerece la victoria del Villarreal, siempre en búsqueda del triunfo hasta alcanzar incluso una última media hora notable de fútbol. Esta vez no: Irureta sacó de nuevo la artillería a última hora (Luque y Tristán), pero el Depor era ayer un conjunto desconocido, sin aparente interés por el partido.

¿Cuál es la peor manera de lanzar un penalti? Pues así, a vuela pluma, podría decirse que la peor manera es un disparo raso, por el centro y con escasa fuerza. Justo como lo hizo ayer el pequeño Víctor. Una ruina, vamos, si no fuera porque el portero contrario (Juanmi) se echa muy pronto al suelo, a su lado izquierdo, y, por si fuera poco, abre las piernas en la caída, por donde se cuela la pelotita. En realidad, Víctor le tiene manía al Depor, al que le ha marcado 10 goles en 14 enfrentamientos, cinco tantos con el Villarreal y otros cinco con su ex equipo, el Valladolid.

El Depor pagó cara su incomprensible apatía en la segunda parte. Llegó Víctor Fernández hasta el fondo y su centro atrás no lo remató Palermo, sino el defensa César, protagonista de una pifia monumental: en su intento de pelotazo, golpeó tan mordido que el balón adquirió un efecto extraño hacia atrás hasta entrar lentamente en las redes.

El Villarreal se apoderó entonces del partido. Entró Belletti en calor y explicó por qué estuvo en el pasado Mundial en la selección que se proclamó campeona del mundo: Brasil. Porque se trata de un jugador con clase y elegancia. Tampoco es mal futbolista Senna, medio centro al estilo Mauro Silva: inteligente y trabajador. La vía brasileña comienza a funcionar en el Villarreal. Se alinearon ambos a Jorge López, magnífico centrocampista, lleno de técnica y de visión. E incluso se animó Palermo, que le dio por practicar taconazos aprovechando la excitación colectiva del Madrigal. Tiene razón Floro: el estado fisico de Palermo es lamentable, le cuesta un mundo arrancar y llega casi siempre tarde, pero su perseverancia y su buena zurda se ganaron ayer el cariño de la grada.

Irureta tiró de su armada ofensiva sólo en el último tramo, es decir, de Tristán y de Luque. Y, de inmediato, el delantero catalán propició, con una escapada, la expulsión de Unai, que le agarró de la camiseta. Pero ni siquiera así el Depor escapó de su indolencia. Nunca creó peligro, lo que también habla bien del trabajo defensivo de Floro, pues éste ha sido el talón de Aquiles del Villarreal en los últimos tiempos.

Con un hombre menos por la expulsión de Unai, Floro le dio un meneo táctico a su equipo y consiguió equilibrarlo, hasta tal punto que fabricó una excelente jugada por la izquierda que culminó Belletti con un gol.