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'Sí, lo hice adrede'

'Nada más salir, a la segunda jugada, me pegó con el codo en la cara y casi me rompió la mandíbula. Me caí al suelo y le pregunté: '¿Qué te pasa, chaval? Esto es un amistoso'. En vez de pedirme perdón, él se rió. Y yo le advertí de que le debía una. Si se ha hecho daño, ¿qué quiere que le diga? Mala suerte'.

Así, con sinceridad, sin falsas componendas, desentrañando los códigos más oscuros del balonmano, narró ayer Talant Duishebaiev, apodado por sus compañeros El Mongol por sus rasgos físicos, la secuencia de su enfrentamiento con Israel Sánchez. Una pelea que acabó con un diente de Sánchez volando sobre el parqué tras recibir el fortísimo balonazo que le tiró de forma intencionada.

'Si se ha hecho daño, ¿qué quiere que le diga? Mala suerte. No pienso pedir perdón'
'Él me pegó un codazo y casi me rompe la mandíbula; ya le advertí que le debía una'
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Enterrar el 'caso Duishebaiev'

'Esta clase de asuntos pasa en muchos partidos y le pasan a mucha gente. Pero, al final, el malo de la película siempre soy yo', se queja Duishebaiev, nacido en Kirziguistán y nacionalizado español en 1995 a causa de sus problemas con la mafia rusa. 'Yo llevo tres días sin comer porque tengo la mandíbula destrozada y no me quejo. Esto es el balonmano', continúa razonando en un tono amargo, el de un tipo asqueado por las malas experiencias de la vida. 'Menos mal que juego con un protector bucal desde hace cinco años, porque, si no, me arranca de cuajo los dientes', insiste tras asegurar que, a lo largo de su carrera, ha perdido 'tres' por 'codazos de ese estilo'.

Y es que el central 'no ha vuelto a ser el mismo desde su etapa en Alemania', según un insistente rumor que circula de vestuario en vestuario y que asegura que 'ha cambiado completamente de personalidad desde que se fue'.

Duishevaiev, en el Ciudad Real desde 2001, se marchó al Tus Nettelstedt, germano, en 1996. Desde entonces ha sufrido dos graves operaciones. 'Por las que nadie me telefoneó', recuerda ahora agriamente. Incluso tuvo que pernoctar una noche en una cárcel berlinesa acusado de un presunto fraude fiscal.

También allí, en la Liga alemana, protagonizó Duishebaiev algunas sonadas peleas. En una amenazó a un rival de muerte: 'Cabrón; como me vuelvas a pegar, te mato'. Hoy repite sus propias palabras cáusticamente y dice con una risa opaca: '¿Qué se cree la gente? ¿Que voy a ponerme a matar a todo el mundo?'. Y concluye enfadado: 'Todo esto es una tontería. Son cosas que se dicen en la cancha y que ahí se deben quedar. Lo que pasa es que tengo fama de ser una especie de asesino. Eso no es justo'.

'Cuando alguien me pega, mi primera reacción es devolvérsela. De algún modo te tienes que defender de los que te hacen daño y, encima, se ríen de ti', insiste con un tono fatalista.

Duishebaiev no piensa, pues, disculparse ante Sánchez, aunque reconoce que no se comportó 'de manera ejemplar'. Sin embargo, como un burro en una noria, regresa una y otra vez a su argumento principal: 'Es que ni siquiera me pidió perdón. Al menos, que hubiera tenido ese mínimo valor, hombre'.

No es la primera vez que Duishebaiev reconoce una reacción premeditada. Al acabar el choque, el capitán del Alcobendas, Luis Kloske, fue a pedirle explicaciones por lo ocurrido. Sus palabras, muy airadas, fueron similares a las que 48 horas después, ya en frío, dijo a este periódico: 'Lo he hecho adrede'.

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