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Eduardo Sotillos resalta el papel de Andalucía en el triunfo del PSOE en 1982

'Sólo había dos liderazgos claros: Felipe González y Rafael Escuredo', afirma

Veinte años después del famoso cambio que llevó, por primera vez en la historia de España, al PSOE a ganar unas elecciones, Eduardo Sotillos ha vuelto a recorrer el camino que va desde la descomposición de la Unión de Centro Democrático, con la dimisión de Adolfo Suárez, hasta el primer consejo de ministros presidido por Felipe González con Sotillos como portavoz. Su libro 1982. El año clave (Aguilar) es la crónica del cambio, en el que, según el autor, Andalucía fue clave.

'Andalucía fue la piedra de toque de lo que iba a pasar en octubre en España', dijo ayer en Sevilla el que fuera portavoz del primer Gobierno socialista en democracia, que recordó el clima de conflictividad en el campo, la agresividad de la campaña electoral y las 'enormes' dificultades para poner en marcha la Junta -'había pocas transferencias, poco dinero, pocos despachos'-, con tensiones con el propio Gobierno central socialista. Sotillos se refirió al papel que desempeñó Rafael Escuredo y a la huelga de hambre de 72 horas que realizó para reclamar la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución: 'Sólo había dos liderazgos claros en España, Escuredo y Felipe González'.

'Las elecciones andaluzas fueron una prueba para toda España. En Andalucía, la campaña fue feroz. La CEOE alarmaba sobre la llegada de las hordas marxistas y el padre Martínez Fuertes se dedicó a predicar la mala nueva de que los socialistas iban a cerrar todos los colegios privados', dijo el autor, que ha dedicado el tercer capítulo a estos comicios. En el texto, Sotillos recompone la situación política, económica y social de los años previos que hizo posible que diez millones de españoles votaran, el 28 de octubre de 1982, al PSOE, un acontecimiento 'histórico' que en su opinión supuso la culminación de la transición. 'Si hay un fenómeno histórico es 1982. En una monarquía, una mayoría absoluta socialista sin un clima de guerra ni revanchismos parece normal ahora, pero fue el momento de la regeneración democrática, de la alternancia en el poder'.

El hundimiento de la UCD tras la renuncia de su fundador, la configuración política de la derecha alrededor de Manuel Fraga y Alianza Popular, las luchas intestinas del PCE, el récord de atentados de ETA -que sólo en 1980 cometió 100 asesinatos-, el desempleo y la crisis del sistema financiero, entre otros factores, son analizados en el libro, cuyo cuerpo central lo componen los pormenores de la conquista de la Moncloa, desde la búsqueda de un mensaje de moderación o las pugnas con el líder sindical Nicolás Redondo y el representante de Izquierda Socialista Pablo Castellano a la elaboración del programa electoral y la promesa de los 800.000 puestos de trabajo.

Y, por supuesto, la amenaza golpista, con especial atención al intento del 27-O, 'el gran olvidado'. 'Se habló poco de él para que no marcara el tono de la campaña, para que no influyera', recordó Sotillos, militante del PSOE desde 1979. Una intentona que, a su juicio, estaba mucho más organizada que la del 23-F, con 60 comandos dispuestos de militares y civiles y el plan de bombardear la Zarzuela y la Moncloa, como recordó Enrique García, primer portavoz del Gobierno autonómico andaluz, que presentó la obra. 'Sotillos llega hasta donde se puede llegar en la narración de lo que ocurrió. El 23-F casi se queda en una caricatura de lo que pudo ser el 27-O', manifestó.

El referéndum de la OTAN y el interminable problema vasco centran otros capítulos. El autor analiza además la ascensión de un 'oscuro diputado por Álava', José María Aznar. Sotillos recordó cómo en una cena de periodistas con dos jóvenes promesas de AP y sus esposas, aquéllos, entre los que se contaba, salieron con una buena impresión de Alberto Ruiz Gallardón y Ana Botella, pero auguraron 'un pobre futuro político a un tal José María Aznar'.

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