El juez deja en libertad sin cargos al policía que mató a un atracador
Ismael L.-A. G., de 54 años, el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía que el pasado martes mató de un disparo a Pablo Javier Rubio Aguado, un toxicómano de 30 años que estaba atracando la farmacia de su esposa, quedó en libertad sin cargos el mismo martes tras prestar declaración ante el juez de guardia. Éste dio credibilidad a la versión del policía, según la cual disparó en un acto de legítima defensa.
La farmacia donde sucedieron los hechos, situada en la avenida de Baviera 2, junto al Parque Avenidas (Salamanca), seguía ayer abierta y los clientes habituales acudían al establecimiento. 'Todos comentan lo sucedido, pero supongo que será normal en los próximos días. Cuánto antes recuperemos la normalidad, mejor', comentó una empleada de la botica. Ésta explicó que el matrimonio formado por el policía y la farmacéutica prefería guardar silencio sobre lo ocurrido en el atraco. La familia se limitó a explicar que Ismael no estuvo en ningún momento detenido y que en la tarde del martes el inspector jefe sólo prestó declaración ante el grupo de Homicidios de la policía y ante el juez de guardia.
La declaración empezó a las seis de la tarde y se prolongó durante más de tres horas, tras las cuales el juez ordenó la libertad sin cargos del agente.
Trastienda
Fuentes de la investigación explicaron que cuando se inició el atraco el policía estaba en la trastienda del establecimiento, de donde salió al oír las amenazas que el delincuente profirió contra su esposa. El inspector exhibió su carné profesional y, tras darle el alto, conminó al delincuente a que depusiera su actitud. Siempre según la versión del policía, el atracador respondió entonces 'ni alto, ni policía', y se abalanzó contra él, momento en el que el inspector le disparó mortalmente.
Rubio había atracado la misma farmacia el pasado 18 de septiembre, según manifestó una empleada de la farmacia. Aquel día el delincuente actuó bajo el síndrome de abstinencia y se llevó unos 400 euros, varios anillos de la empleada y la alianza matrimonial del policía.
José Rubio, padre del fallecido, admitió el pasado martes que su hijo era adicto a la heroína desde hacía 14 años. El toxicómano había vivido toda su vida en el barrio de Simancas y se quedó huérfano de madre siendo muy pequeño. En el barrio, los vecinos y familiares del fallecido estaban molestos porque el policía había tirado a matar. 'Mi hijo era un drogadicto y es verdad que estaba atracando, pero un policía sabe cuándo tira a matar y cuándo tira para evitar un atraco. Podría haberle disparado a las piernas o en el hombro', lamentó el padre del fallecido.
El policía, ahora en libertad, ha estado los últimos cuatro meses de baja tras sufrir un infarto de miocardio. Sin embargo, en las últimos días ha disfrutado de sus vacaciones.
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