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Una bacteria a la que le gustan el agua y el calor

A la legionela, la bacteria que causa las legionelosis, le gustan el agua y el calor. En la naturaleza se encuentra -sin suponer un peligro- en ríos, lagos y charcas. A partir de los 25 grados puede reproducirse, pero encuentra las condiciones idóneas si la temperatura llega a los 37 grados. Los pulmones de los hombres son un buen caldo de cultivo de la bacteria: ofrecen humedad y una temperatura adecuada.

La legionela no se contagia por la comida ni la bebida. Tampoco por convivir o usar las mismas toallas, ni la transmiten los animales. Una minúscula gota de agua le sirve para completar su ciclo vital. Y para viajar. Por eso encuentra en los aerosoles que producen las torres de refrigeración, las cabezas de las duchas, los aspersores o los respiradores de los hospitales el sistema de transporte más adecuado.

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Esta característica explica que en los últimos años los casos de legionela detectados en España hayan ido en aumento. El clima es adecuado, y cada vez hay más aparatos de refrigeración en grandes edificios. Estas máquinas utilizan agua para enfriar el ambiente, y disipan el calor en el exterior emitiendo vapor. También fue un sistema de aire acondicionado el que causó el primer brote. Los afectados fueron un grupo de componentes de la Legión Americana que celebraban una convención en un hotel de Filadelfia en 1976. Por eso la infección se llamó al principio 'enfermedad del legionario'.

Si la persona que respira el aire húmedo infectado por la legionela está sana, su sistema inmunológico se deshace de la bacteria. En personas mayores, enfermos con problemas respiratorios o con las defensas bajas (casos de infección por VIH o trasplantados) la legionela puede prosperar. Su periodo de incubación oscila entre los dos y los diez días. Pasado ese tiempo aparecen las molestias, problemas para respirar, fiebre, toses. Se combate eficazmente con un antibiótico muy frecuente, la eritromicina.

Según la jefa del Laboratorio de Microbiología del Instituto de la Salud Carlos III, Cecilia Martín, sólo ente el 1% y el 5% de quienes inhalan el vapor de agua desarrollan la neumonía. De ellos, una pequeñísima proporción fallece, casi siempre por complicaciones previas o asociadas. Curiosamente, los niños no suelen padecer legionelosis. Y la proporción de enfermos es muy superior entre los hombres que entre las mujeres.

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