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Sadam celebra el 100% de los 'síes' como un resultado natural

'¿Va a cambiar EE UU el espíritu de 25 millones de iraquíes?', dice el vicepresidente

Ángeles Espinosa

'Un día para la gloria'. Así describió ayer el vicepresidente iraquí Izzat Ibrahim la jornada del plebiscito presidencial. Ibrahim anunció sin pestañear que Sadam Husein había resultado reelegido presidente con el 100% de los votos y un 100% de participación. 'Estados Unidos sueña con cambiar nuestro sistema, pero la gente es el sistema. ¿Van a cambiar la materia y el espíritu de 25 millones de iraquíes?', manifestó ante los resultados.

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'El referéndum no tenía por objetivo a la Administración estadounidense ni a ninguna otra potencia, sino que es parte del proceso democrático de Irak y es al pueblo de Irak al que estaba dirigido', declaró el número dos del régimen iraquí a preguntas de los periodistas. 'No nos preocupa si convence o no a Estados Unidos o a Occidente', añadió tras asegurar que se trataba de un 'resultado natural'.

Preguntado por el índice de participación, el vicepresidente afirmó que el número de votos fue igual al de potenciales votantes: 11.445.368. Sin embargo, la cifra de inscritos en el censo difundida el pasado lunes por el Comité de Supervisión del Referéndum, que dirige él mismo, era de 11.758.900. Además, el propio Ibrahim anunció la concurrencia de 100.000 kurdos de las tres provincias del norte que escapan al control de Bagdad y que, aunque tenían derecho a votar en cualquier colegio, no estaban registrados.

El voto no es legalmente obligatorio en Irak y, a pesar de los rumores difundidos sobre la posibilidad de identificar las papeletas, ningún signo externo lo indicaba. Sin embargo, el ambiente dificultaba la posibilidad de un voto secreto (no había cortinas en las cabinas de voto) y esta informadora fue testigo de cómo muchas personas votaban por sus familiares ancianos o enfermos con sólo presentar sus certificados de inscripción en el censo.

'No, en absoluto se ha tratado de una sorpresa', confesaba sin esconder su apatía un vecino de la capital. 'Ni siquiera lo hemos comentado esta mañana en la oficina', reconocía. 'La gente pasa de política; está harta de 20 años de guerra'. Desde luego, él no fue uno de los que la noche anterior salieron por las calles de la capital a celebrar el previsible triunfo con toques de claxon y disparos al aire. Y es que, a excepción de los funcionarios que tuvieron un día de fiesta, la mayoría de la población tenía poco que celebrar.

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'Es un claro mensaje a Estados Unidos de que todos los iraquíes estamos unidos frente a la amenaza', explicó un teniente general retirado del Ejército. Este militar que, durante la guerra del Golfo (1991), estuvo al mando del oeste del país no encontraba ninguna dificultad en aceptar el resultado. Como afín al régimen, el respaldo a Sadam Husein le parece lo más lógico. 'Él ha mantenido unido a nuestro país', defiende.

'En ningún país del Tercer Mundo las elecciones son libres', precisó a esta enviada un profesor de la Universidad de Bagdad. En su opinión, la comunidad internacional se ensaña en exceso con el régimen iraquí en tanto que hace la vista gorda con sus vecinos. Pero reconoció que tal vez en esta ocasión se habían pasado con las cifras.

Ibrahim, el vicepresidente, contó que uno de sus asesores, un antiguo embajador en Francia, les había hecho notar durante el anterior referéndum (99,96% de síes en 1995) que 'un resultado del 80% resultaría más creíble', pero defendió que la verdad no tendría por qué interpretarse como falta de democracia. 'Sólo para quien no esté familiarizado con el pueblo iraquí, pero es real y verdadero', dijo antes de aclarar que 'en Irak no hay oposición, la única que había estaba en el norte'. Admitió, no obstante, que algunos descontentos 'se han ido de Irak' e incluso les invitó a volver para luchar contra EE UU.

Una iraquí dispara su fusil al aire en Bagdad en señal de alegría por el resultado.
Una iraquí dispara su fusil al aire en Bagdad en señal de alegría por el resultado.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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