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Un hombre mata a su ex mujer y a otras seis personas en Italia

El homicida, que se suicidó, utilizó un revólver, una pistola y una metralleta

Un albañil en paro, Mauro Antonello, de 40 años, cumplió ayer una de las venganzas más sangrientas que se recuerdan en Italia, al asesinar a su ex mujer, a tres de sus familiares y a tres vecinos antes de dispararse un tiro en la sien. La tragedia se desarrolló en pocos minutos, en torno a las 8.45, cuando Antonello se presentó en la casa de su ex mujer, Carla Bergamin, cerca de Turín (noroeste), armado con una pistola semiautomática, una metralleta y un revólver.

'Disparaba como un loco a todo el mundo', declaró una vecina que dio la alarma. La policía recuperó los casquillos de, al menos, 60 proyectiles disparados por el homicida. En Chieri, un tranquilo suburbio en las colinas que rodean Turín, la conmoción era palpable ayer. La mayoría de los vecinos conocían a Carla Bergamin, que se había instalado al separarse del marido en un chalet de vía Parini número 5, junto a la casita que ocupaban su madre, Teresa, de 71 años, su hermano, Sergio Bergamin, de 45, y la esposa de éste, Margarita, de 42 años. Carla y Mauro Antonello, padres de una hija de siete años, que en el momento de la matanza estaba en la escuela, llevaban dos años separados, tras haber puesto fin a un matrimonio marcado por las desavenencias y los malos tratos. El homicida había intentado sin éxito volver a reunirse con su familia y en varias cartas, encontradas ayer en su domicilio, reclamaba el derecho a vivir con su hija, Chiara. Finalmente, optó por la venganza.

Según la primera reconstrucción de los hechos, Antonello se presentó en la casa de su ex esposa, cuando ésta, a bordo de su coche, se disponía a ir al trabajo. Sin mediar palabra disparó una ráfaga de la metralleta. El ruido de los disparos alertó a la pareja de jubilados con los que Carla compartía la vivienda, Decio y Laura Guerra, que se presentaron en la entrada. El homicida disparó contra ellos alcanzándoles mortalmente. Después cruzó la pequeña valla que separaba la villa de la casa de los Bergamin. En el jardín se tropezó con Teresa Gobbo, madre de Carla, y con una empleada del taller textil de la familia, Pierangela Gramaglia, de 41 años, completamente ajena al drama conyugal. Antonello, con una pistola semiautomática al cinto, un revólver atado al tobillo, y empuñando una metralleta Spectre, volvió a disparar varias ráfagas contra las dos mujeres. Entró después en la casa, donde sorprendió a Sergio y Margarita Bergamin en el taller doméstico y les acribilló a balazos. El último gesto del homicida fue subir a la buhardilla de la casa, sentarse en un diván y dispararse un tiro en la sien.

Giovanni Grava, un jubilado vecino de los Bergamin recordaba haber oído los disparos sin identificarlos. 'Pensé que alguien ahuyentaba a los pájaros. Luego como los golpes seguían me asomé, y vi a un hombre con una cazadora oscura, que disparaba a una persona. Me asusté y entré en casa corriendo'. Una señora, convencida de haber oído ruido de disparos, llamó a la policía, que llegó cuando ya se había consumado la masacre.

Antonello, antiguo obrero de la construcción, tenía licencia de armas, de las que era, además, coleccionista. Según la policía, el asesino, que había planificado cuidadosamente el ataque, pasó la noche del lunes en su roulotte, aparcada cerca de la casa de su ex esposa. La masacre de Chieri se produce pocas horas después de que un coronel jubilado de la Guardia de Finanza asesinara a su mujer y a su hija e hiriera gravemente al novio de ésta, dejando constancia de todo en una grabación de vídeo.

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